La falta de higiene eleva el riesgo de desarrollar cáncer de pene. L a mayoría de los diagnósticos se dan en varones de más de 55-60 años.
Esta enfermedad se da en el 90 por ciento de los casos en pacientes con fimosis, en los que precisamente resulta más complicado el aseo en esta zona, señalaron expertos en el 34º Congreso Nacional de la Asociación Española de Urología (AEU) celebrado recientemente.
En las culturas en las que se circuncida a los niños al nacer (como judíos y árabes), la incidencia del tumor es mínima. En los países desarrollados este tumor apenas alcanza el 3 por ciento de los varones, frente a zonas más desfavorecidas del planeta con escasa higiene, en las que el cáncer de pene llega hasta el 20 por ciento de la población masculina.
Los expertos recomiendan la circuncisión en pacientes con fimosis, tanto por motivos funcionales como para prevenir este tumor. En los varones que conservan el prepucio, el riesgo parece incrementarse debido a la irritación crónica producida por la retención de una sustancia denominada esmegma que suele acumularse en el espacio balanoprepucial entre el prepucio y el glande.
Al ser el pene un órgano externo, es "más fácil" detectar a simple vista cualquier anomalía, lo que favorece un diagnóstico precoz en el caso de que exista un tumor, señalan expertos.
Por lo que general, la enfermedad suele producir un crecimiento anormal o una lesión enrojecida permanente en el pene, por lo que expertos recomiendan acudir al urólogo si aparecen llagas heridas o enrojecimiento del glande para determinar si se trata de un tumor o de problemas menos graves.
La mayoría de las veces se diagnostica la enfermedad cuando el tumor se encuentra en la superficie del glande o del prepucio, en estos casos la prioridad terapéutica es curar el cáncer, intentado conservar la función del pene.
Si está en fase poco avanzada, el objetivo es curar la lesión, siendo necesario extirpar también la zona que rodea el tumor para evitar que se vuelva a desarrollar. En un tumor más avanzado se extirpa parte del pene con márgenes adecuados, intentando mantener la máxima longitud posible.
Por último aunque más infrecuente, si el tumor se infiltra en más profundidad o en estructuras vecinas, se requiere una penectomía total o emesculación (ablación total de todos los elementos genitales masculinos es decir tanto del pene como de los testículos.
