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Villa Aura sigue a merced de los delincuentes

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La delincuencia se ha apoderado del sector Villa Aura, en Santo Domingo Oeste, donde los comerciantes y transeúntes están alarmados por los constantes atracos y asaltos que viven a diario, sin importar la hora en que ocurren. A esto se suma la negligencia e insensibilidad de las autoridades policiales.
 
El nivel delincuencial es tal, que en apenas tres meses, más de cinco colmados fueron asaltados por ladrones que, con pistola en manos, obligan a los dependientes a entregar dinero en efectivo y mercancías costosas a cambio de su vida.
 
El susto más reciente lo vivió Francisco Brito, propietario del colmado Paula, ubicado en la calle Afrodita de Villa Aura, cuando el pasado domingo, cuatro sujetos a bordo de motocicletas, penetraron al negocio, lo encañonaron y al resistirse le propinaron un golpe en la cabeza con el arma, de tal manera que fue necesaria una sutura de 30 puntos para cerrar la herida.
 
Durante el asalto, los rateros cargaron con dinero en efectivo, tarjetas de llamadas, whiskeys y el arma de fuego de Brito, quien tuvo que ser socorrido por vecinos al quedar inconsciente debido al golpe recibido.
 
Otras modalidades
 
En el caso de los delincuentes que atracaron a Antonio Minaya, dependiente del colmado Olimpo, estos fueron un poco más sutiles. Entraron como cualquier cliente, pidieron un refresco y en el momento que el empleado dio la espalda para buscarlo, le apuntaron con el arma y le exigieron entregar el dinero de la venta y las tarjetas de llamadas.
 
La falta de seguridad ciudadana ha obligado a los propietarios de colmados a ingeniárselas para proteger sus negocios, por esta razón muchos han optado por colocar verjas en todas las puertas del establecimiento y adoptar una actitud vigilante, a fin de detectar cualquier conducta sospechosa en los alrededores.
 
En ese sentido, Basilio Díaz, administrador del súper colmado Kirsy, de la calle Hera, en el referido sector, colocó una verja con servicio automático como medida de precaución, la cual abre desde el mostrador a los clientes, lo que le permite darle un vistazo a la persona que entra y cerciorarse si es conocido, o no.
 
“Para instalar las verjas gasté unos RD$40 mil, pero no importa, porque prefiero hacer eso a que me atraquen, ya que la policía no hace nada para controlar la delincuencia y como sólo a mí me duele lo mío…”, expresó Díaz.
La situación no es menos peligrosa para los peatones que entran y salen de Villa Aura, pues los asaltos a la 7:00 de la mañana son tan comunes, como a la 9:00 de la noche: “porque desde esa hora en adelante lo que sucede es una cacería de brujas”.
 
Así lo manifestó Nuris Guzmán, quien ha dejado de ir al gimnasio en la mañana, debido a que en varias ocasiones la asaltaron y le quitaron su celular, aretes y reloj; además, de provocarle un ataque de pánico por los frecuentes robos de los que fue víctima.
 
“Las personas que tienen que trabajar temprano se ponen de acuerdo para salir juntas y de esa manera, protegerse unos a los otros, porque la policía brilla por su ausencia en este barrio”, comentó Guzmán.
 
Se recuerda que a principio de julio, un equipo de periodistas visitó Villa Aura, ante la queja de uno de los residentes en el lugar e hizo un reportaje acerca de lo ocurrido a un miembro de la seguridad privada del ex alcalde Francisco Peña, quien fue asesinado por delincuentes que atracaban el Colmado Gabriela, cuando entró a comprar cigarrillos.
 
Antes de provocarle la muerte al custodio, los ladrones habían penetrado en una vivienda y luego de amenazar a la familia, reunida mientras compartían una parrillada, les despojaron de sus prendas y otras pertenencias. Pero, a estos tenebrosos actos siguieron los asaltos a varios colmados más de la zona, esa misma noche.
 
El grado de inseguridad ciudadana que vive la población y que constituye uno de los problemas de la realidad social dominicana, como la delincuencia, amenaza la paz, tranquilidad y bienestar de los residentes en cada uno de los barrios del país. La sociedad, cansada de tanta desidia y dejadez de la autoridades ha exhalado su “último grito desesperado”, como una advertencia para no tomar la justicia de su mano.

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