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Mike Mercedes añora lograr el propósito de Bosch

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Cuenta la leyenda que un niño recorría las arenas de la playa de Sosúa y mientras su mirada soñadora escudriñaba el horizonte, vendía los dulcitos que halagaba el paladar de los bañistas.

Tenía unos 18 años cuando Miguel Mercedes, escuchó escéptico a la mujer que le profetizó que luego de cumplir los 35 años de edad, príncipes, reyes, presidentes, prominentes figuras de la realeza, el arte y la cultura mundial anhelarían sus manjares y le considerarían una celebridad…

Cuarenta años después…

Invitado por el multimedios DominicanosHoy, el hoy maestro internacional, premiado en disímiles países del mundo por sus aportes al arte culinario, Mike Mercedes, ofrece su testimonio a lectores y admiradores de su vasto aporte a la cultura dominicana.

“He dedicado 50 años de mis 75 de vida a la gastronomía. Esto significa hablar el lenguaje de los pueblos y llevar este homenaje de mi país a las más grandes capitales del mundo. Fíjense que figuras como el Papa Juan Pablo II y muchas más han probado los manjares deliciosos dominicanos, a través de mis manos
– Comenzó siendo apenas un niño…

“Si, soy oriundo de Puerto Plata, pero me crié en las playas de Sosúa. Hacía coquitos, galletitas de mantequilla y las vendía allí: Las personas comentaban que dónde había aprendido a hacer cosas así.

“Me gradué de Bachiller en Letras y mi padre decidió que yo estudiara Leyes. Por coincidencia de la vida, en el hotel Embajador laboraban dos artífices de la cocina francesa y debido a las posibilidades que me ofrecían mis clases, de tener libres algunos turnos, una tía mía me facilitó estar aprender con ellos lo que después amplié en escuelas de París, Puerto Rico, los Estados Unidos. He caminado medio mundo llevando el arte culinario a todas partes, a nombre de la nación dominicana”.

– También ha participado usted en eventos de gran envergadura…

“Sí, he dirigido los juegos Centroamericanos y del Caribe y 17 eventos deportivos nacionales. ¿Se imagina lo que es producir 17 mil raciones diarias, para cinco mil novecientos atletas? Sin duda, esto significa una gran disponibilidad y responsabilidad, porque hay que preparar platos adecuados para los deportistas, de acuerdo a su desempeño y disciplina. Nadie ha podido superarnos en esto.

“En el país, participo en muchos importantes eventos más, cada vez que me necesitan. Por ejemplo, en el Museo de la Porcelana, ubicado en la zona colonial de esta capital, prepararé los platos que se ofrecerán en el Cóctel benéfico de Luna Llena, el próximo 11 de junio a las 8 de la noche”.

– A usted se le conoce como el chef de los presidentes, ¿cómo considera que ha llegado a gozar de esta preferencia entre los mandatarios?

“Imagínese que en este país he alimentado a todos los presidentes que han existido, desde Trujillo, Juan Bosch,… todos, hasta el actual. Si me preguntas con cuál de todos me sentí más cómodo, te digo que fue con Joaquín Balaguer.

“Acabamos de llegar ahora de Naciones Unidas, donde por primera vez en la historia la República Dominicana estuvo invitada a unos almuerzos durante siete días y puedo decirle que los paladares más educados y toda la prensa internacional se volcó en elogios hacia Mike Mercedes y su equipo.

“En Miami, Nueva York, en la Feria del Libro, también obtuvimos lauros”.

-¿Cree usted que la República Dominicana se identifica por un plato específico, la llamada bandera?

“Se equivocan los que creen que somos: arroz, habichuela y carne: como bandera nacional. Definitivamente, somos también mar y todos sus productos. Nadie nos puede superar, porque a lo anterior se le añaden muchas variedades más.

“El mundo debe conocer a esta isla cariñosa y deseosa de entregar no sólo su merengue, su cigarro y su ron, sino también su gastronomía, que tiene un toque muy personal, porque contamos con tres grandes influencias: la europea, la taína y la africana. Tres elementos que viven en ella y constituyen nuestras raíces.

“Hoy en día la juventud hotelera me llama ´el padre de la gastronomía´ porque sabe que mis enseñanzas han trascendido. Imagine usted que los reyes de España, por sólo nombrarle algunas de estas personalidades, solicitan siempre estas cosas hermosas que elaboro con mucho gusto y sentido artístico”.
¿Proyectos…?

“Mi proyecto mayor, el más grande de mis deseos: dejar en un libro todas esas recetas que aprendí desde muy niño; desde esas galletitas, coquitos, que vendí en las playas de Sosúa, hasta los platos más sofisticados que elaboro hoy.

“Mike Mercedes desea legar a las nuevas generaciones un ejemplo de honestidad, entrega; la manera en que se consiguen las metas con sacrificio en el servicio gastronómico.

“Cuando vean en ese libro las personalidades a las cuales este antillano- dominicano ha atendido, conozcan que fui el primer latino que ganó un premio en un evento internacional culinario. Todo esto quiero dejarlo por escrito para las futuras generaciones”.

-Sus vínculos con doña Emma Balaguer

“Estuve con ella en su famosa Cruzada del Amor y en sus obras sociales. Hice los platos para recaudar fondos que sirvieron para los juguetes que se regalaban a los niños de las familias y para las cestas de fin de año. Hubo un gran amor entre esa maravillosa mujer y yo. La amé con locura”.

– Luego de 50 años de trabajo, ¿qué sueños quedan por cumplir para Mike Mercedes?

“Uno, muy importante: una escuela de chef. Porque, lamentablemente, aquí vienen extranjeros que se apropian de los lauros aquí- y no es que tenga nada en contra de su sabiduría y fama-, pero los criollos entregan mucho y hay que reconocer lo que hacen por su Gastronomía.

“Por eso quiero erigir esa escuela, para que nuestros chef sean reconocidos como merecen, porque le dan mucha divisa al país y viven, sin embargo, en situaciones precarias.

“Sueño con un día del Chef, que se declare el Chef del año, y que esta asociación esté presidida por un dominicano”.

-¿Desde cuándo añora usted cumplir este propósito?

“En realidad, este fue un proyecto de Juan Bosch. El soñó con esta escuela de Gastronomía en el país, donde formar a las nuevas generaciones y cuando se frustró su gobierno, lamentablemente, quedó en el aire ese anhelo de educar una juventud hotelera.

“Esta visión de Juan Bosch en 1963, quedó como una ilusión que no ha podido ser cumplida. Espero poder satisfacer y cumplir con el deseo de este gran líder antes de irme de este mundo”.

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