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Con una serenidad pasmosa, el presidente Leonel Fernández dijo que la crisis que sacude a Estados Unidos y al mundo no afectará nuestra frágil economía, y en algún momento llegó a expresar que tenemos “una economía blindada”.
El presidente nos sorprende, nos dice estas cosas, mientras toda una población está llena de espanto ante el caótico panorama que durantes estas semanas mantiene al mundo entero en crisis.
Día a día, horas tras horas, resuenan en nuestras mentes las frases de frenesí bursátil, inestabilidad, incertidumbre, tasas prestarías, falta de liquidez más alta, y todas describen el caótico panorama que vive el mundo.
El Congreso de Estados Unidos tuvo que aprobar el controvertible plan de rescate por $700.000 millones, que busca comprar los activos nocivos de entidades financieras atribuladas. A pesar de eso y de que el presidente George Wush firmó el plan justo antes de que cerraran los mercados, <st1:personname productid="la Bolsa" w:st="on">la Bolsa</st1:personname> de Valores concluyó con un bajón.
Hay miedo de que, aún con un plan de rescate, la principal economía del mundo se encamine hacia una recesión.
Parece ser que se han dado cuenta que el problema va más allá de la crisis del mercado inmobiliario y de firmas con activos tóxicos. Recordemos que Estados Unidos develó en septiembre cifras alarmantes de desempleo. Cerca de 159,000 personas se quedaron sin trabajo el mes pasado, elevando el número a un total de 760,000 mil en lo que va de este año.
Aquí tenemos un presidente que nos dice que esa crisis no nos afectará, mientras nos llegan desde allá, decenas de familias que han sido afectadas por esa crisis, porque igual como hacen aquí, los que trabajan día a día, que ganan mucho menos que los acomodados, ricos y multimillonarios de las ahora atribuladas firmas financieras, son los que terminan pagando el precio de la crisis.
El gobierno de allá, igual que los de aquí, utiliza el dinero de los contribuyentes para pagar los errores de Wall Street.
Esta crisis muestra indicadores terribles, que por esta media isla se dejará sentir con fuerza, por aquí, como dicen los expertos, “el fracaso de compañías con inversiones respaldadas por préstamos hipotecarios incobrables, que como efecto de dominó, terminará eliminando más trabajos; reduciendo el valor de las acciones; sacando más dinero de los planes de retiro; poniéndose más difícil conseguir préstamos para casas y autos, limitando las posibilidades de los negocios de expandir sus operaciones y reduciendo la capacidad de los gobiernos de emitir deudas para desarrollar infraestructura y proveer servicios.”
Hay que tomar esta situación, lo que está pasando en el mundo, en la economía, lo que ocurre en nuestra media isla, muy en serio. Cuando el presidente dice que esta situación no nos afectará, no se toma en serio lo que vemos y lo que nos dicen los economistas del mundo y de nuestro país.
El momento es de unión, de remar en una misma dirección, de trabajar por la recuperación, por el bienestar de todos.
Pero, la señal principal debe darla el gobierno, el presidente, siendo sincero, veraz. ¿Por qué no empieza dándole una señal a la sociedad en cuanto a que también es posible bajar el gasto del gobierno y de sus dependencias?
Mientras tanto, creo con seriedad que las declaraciones del presidente Leonel Fernández, de que la crisis de Estados Unidos no nos afectará y de que tenemos una economía blindada son “dignas de estudio”. La simulación y el engaño no pueden llegar a tanto.
Obviando las declaraciones del presidente, debemos prepararnos para amortiguar el duro golpe que está recibiendo nuestra economía, hoy más que nunca debemos ver las cosas con seriedad y sin retórica hueca.
El autor es periodista
Frontera25.blogspot.com
