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Funcionarios rebeldes

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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“Nobleza Obliga”.
Duque de Levis

Vemos por la televisión el juramento al recibir un cargo público: “Cumplir la Constitución y las leyes de <st1:personname w:st="on" productid="la Repblica">la República</st1:personname>”. Acto sagrado en el cual todos están vestidos de blanco almidonado o del fino lino, pulcros como la nieve de la montaña.

Unos de moral sólida y otros “sepulcros blanqueados”. No estoy haciendo cábalas, El doctor Octavio Lister, director nacional de persecución de la corrupción administrativa, en su declaración a periodistas del periódico Diario Libre afirma que es compromiso según la ley, que los funcionarios del gobierno cumplan con la presentación de la declaración jurada de su patrimonio. Que pese al esfuerzo que ha realizado no se ha logrado que todos cumplan con la ley 82-79.

En nuestra opinión, hacer lo que les da la gana y no cumplir con el compromiso contraído, es un desacato que no debe permitirse, es una sublevación contra el sistema democrático.

Cuando el superior no cumple con la ley o reglamentos, el subalterno lo sabe, lo cual afecta la autoridad y la obediencia debida; se pierde la disciplina y la subordinación aflora, languidece lo esencial o sea el deber cumplido.

El funcionario que no respeta la ley que legitimiza sus funciones, no es digno de ejercer ese cargo. Entendemos en buen dominicano que esa es la preocupación del señor Lister al ofrecer sus declaraciones. El funcionario público debe vivir en una casa de cristal. Demostrar honestidad. Donde hay ausencia de moral no se ejerce el deber.

La vida civilizada debe rechazar la violación a la ley. Por otro lado se guarda silencio, hay una despreocupación, como si el dominicano aceptara válidos los males sociales y administrativos. No es sano el desinterés por lo que sucede y sucederá en el manejo de la cosa pública. No es posible que sigamos el “Después del diluvio”.

Lo que hacemos deberíamos hacerlo bien o no hacerlo. El pueblo dominicano es el verdadero banco para un funcionario celoso y ese banco nunca está en bancarrota.

¿Cuándo podemos decir que hemos cumplido con honestidad nuestra obligación?

La respuesta viene dada cuando se han dedicado todas las fuerzas morales sin la más mínima reserva. Sabemos que un esfuerzo semejante suele ir acompañado por el éxito. Eso es lo que esperamos de un servidor público.

La democracia no es estar violando la institucionalidad. Obedezcamos al amor a la patria. Es nuestro deber como ciudadanos ayudar, exigir y cuidar <st1:personname w:st="on" productid="la Repblica">la República</st1:personname> de los males sociales que algunos de sus hijos, por no conocerse a si mismos, se hacen daño y perjudican a los demás.

Como siempre, al escribir estas líneas, un sabio griego se presenta, ahora es Pitaco de Metilene, con su máxima: “Es difícil ser buenos”.

Quisiera no pensar que estamos viviendo la democracia como violencia y ausencia de amor, con el máximo olvido de las obligaciones morales asumidas.

Quien se olvida de su naturaleza es inmoral, se olvida de si mismo y se pierde.

Queremos concluir citando a dos grande líderes.

Gandhi: “El camino recto es tan duro como sencillo. Si no fuera así, todos seguirían el camino recto”

Duarte: “La ley es la regla a la cual deben acomodar sus actos, así los gobernados como los gobernantes”.

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