A lo que nosotros llamamos ruiseñor, nuestros tainos llamaban Sinsonte, que significa “muchas voces”, ejercicio que realizan como una forma de imitar los cantos de otras aves y que de acuerdo con los sabios ejecutan esa tarea para de esa manera manifestar su poder sexual frente a las hembras, quienes realizan la selección del macho en base al poder erótico de su arte. ¡Que método selectivo tan bello!
Cuando uno lee las informaciones que sobre la llamada “crisis financiera” publican los medios globales de comunicación, la conclusión a la que uno llega es que estos voceros mundiales le quedan muy lejano a nuestros ruiseñores, pues en su canto, en su ejercicio de imitación, no son capaces de exhibir ningún poder sexual; al menos que la mayoría no sean homosexuales y que como yo no tengo capacidad para detectar el poder erótico del tercer sexo, no pueda entender su canto.
Pero la verdad es que la imitación que hacen es de lo peor. Nuestros presidentes y ministros; y sus frustrados cantores de los medios de comunicación, pasan de un canto a otro, sin darse cuenta de que no han conquistado ninguna hembra.
Primero fue la crisis petrolera. Y fundamentaron sus opiniones en los centros “científicos” más destacados para anunciarle al mundo que el petróleo se había terminado. La plebe que sabe más que todos los sabios juntos no le hizo caso y siguió viviendo su vida.
Entonces se asustaron, se asustaron, porque la plebe no se asustó y soltaron al mundo la nueva crisis, ahora de tipo alimentario. “No hay producción agrícola y la hambruna es mundial”, afirmaron; y lo hicieron con tanta Fe que realizaron un congreso mundial de la FAO en Roma. Pero la plebe una vez más fue sabia; no le hizo caso, siguió viviendo su vida.
Más aterrorizado por lo que había ocurrido, sin entender por qué la plebe no le hace caso a su desintonizado canto, lanzaron al mundo la nueva crisis, la lepra financiera. Y ahora es que la plebe se está riendo a carcajadas. ¿Qué es una crisis financiera?
Bueno, como nadie discute el hecho de que el dinero lo ponen a circular los Estados, la crisis financiera debe estar compuesta por dos elementos: Primero, hay mucho dinero en la calle; segundo, no hay dinero en la calle.
Las soluciones también son dos: Primero, si no hay dinero, debe emitirse más; y como esto lo hace una maquinita a la que solo hay que colocarle papel y tinta, la solución no debe representar un gran problema; ya lo demostró Estados Unidos que entregó 700 mil millones para “salvar” a su clase rica. Y la segunda, es decir, si hay mucho papel moneda en la calle que esta causando problema, entonces la solución es recogerlo, supongo que para quien riega, no debe ser un problema recoger.
Pues bien, a esos dos grandes dilemas, que amenazan con “acabar” con todo lo creado, los ministros de economía, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, los Presidentes de los Siete Grandes… se encuentran en sección permanente para decidir si lanzan un conjunto de bombas atómicas cuya explosión logre convencer a la plebe mundial de que estamos ante una crisis mortal, sin solución a la vista porque no hay cómo recoger dinero ni cómo emitir dinero: “¡El fin ha llegado!”
Pobres miserables. La única ley económica que se cumple todo el tiempo y que se cumplirá por los siglos de los siglos, es aquella que aparece recogida, muy bien, en mi novela La Sagrada Familia. Dice esa ley: “No importa lo que hagas, no podrás ni agregarle ni quitarle una pulgada al mundo”.
Y ustedes se preguntaran, y no hay una teoría del crecimiento económico, que además se enseña en todas las universidades del mundo. Si es verdad, esa teoría existe, pero es tan mentirosa como la teoría de la crisis financiera, tan insensata como la crisis energética, tan burlona como la crisis alimentaría.
El crecimiento, eso que llama crecimiento, no es más que una ilusión. Es verdad que tenemos más torres, pero ellas son el resultado de haber sacado arenas de los ríos, piedras y caliche de las lomas; es verdad que tenemos más yipetas, pero ello se debe a que hemos sacado acero de la tierra; es verdad que disponemos de más muebles, pero ellos se debe a que hemos cortados mas árboles. Es decir, amigo, no aumentamos la riqueza, trasladamos cosas de un lugar a otro, el mundo sigue siendo del mismo tamaño, cuando una especie aumenta es porque otra ha disminuido.
Si un ruiseñor se pasa el día cantando y ninguna ruiseñora se le acerca, ese Sinsonte está en crisis, ha perdido su poder mágico sexual; si una chica o un chico te pasa por el lado y usted no es capaza de oler y sentir la belleza del sexo opuesto, entonces usted está en crisis; y su crisis es grave. Yo vivo venerando a tres diosas: la buena comida, el sabroso y santo acto de hacer el amor y el magnifico buen sueño. Hasta ahora estoy ejecutando mis tres diosas a plenitud, haciéndola sentir la vida, por eso mi crisis está enferma; y creo que es deseo del Creador, mantenerla muerta hasta mis días finales: ¡Amen!
