Ahora nadie visita a Ramón Báez Figueroa, considerado preso político y abandonado por los que en su época de oro, cuando presidía el Banco Intercontinental, hicieron de la suya y alcanzaron posiciones importantes en los estamentos estatales.
Ramoncito ha demostrado que, a pesar de ser un hijo de papi y mami, es un hombre de valor y ha aguantado, sin tirar una sola lágrima, su apresamiento en la cárcel modelo de Najayo.
A Ramoncito no le ha dado ni gripe, contrario a otros que decían ser muy guapos. El ex banquero, quien tuvo detrás periodistas y políticos lambones, ahora está solitario en su celda del penitenciario.
Gracias a él, las personas que hoy no le visitan, lograron montarse en yates, viajaron por todo el mundo, hasta llegaron a ser Presidente de <st1:personname w:st=»on» productid=»la Repblica»>la República</st1:personname>, pero ningunos se han molestado en ver cómo está el ánimo de Ramoncito.
Malo y malo
Para llegar a posiciones importantes en el Gobierno, usted debe quebrar una institución y ordenar la apertura de una presa para que esta mate cientos de personas.
Se trata de José Francisco Peña Guaba y Héctor Rodríguez Pimentel, quienes desempeñaron una pobre función durante los pasados cuatro años del gobierno de Leonel Fernández y, sin embargo, uno fue movido a un mejor puesto (<st1:personname w:st=»on» productid=»la Loter■a»>la Lotería</st1:personname>) y otro ratificado en el Indrhi. Eso demuestra que para ser funcionario de este gobierno, solo hay que ser ¡malo y malo!
El Jay
Como si fuese a recibir a un equipo de las Grandes Ligas se presentó el martes en el Aeropuerto Internacional de las Américas el secretario de Deportes, Felipe Payano, durante la llegada de los medallistas de los Juegos Olímpicos de Beijing.
El Jay tenía puesta una chaqueta que decía “RedSox” (Medias Rojas), insignia de un equipo de las Mayores. Muchacho ¿y cuándo es que tú vas aprender?
cuchicheando@dominicanoshoy.com