Washington (EFE).- El candidato presidencial demócrata, Barack Obama, y el republicano, John McCain, se acercan a las urnas con unos programas económicos prácticamente inalterados por la crisis y sin explicar claramente cómo pagarán por sus promesas.La economía es sin duda el tema primordial de los comicios, pero en gran medida los votantes se encontrarán a ciegas cuando rellenen la papeleta el 4 de noviembre.Ambos candidatos han mantenido el corazón de su plataforma -rebajas tributarias y la reforma del sistema de salud- sin importar la llaga profunda que la crisis financiera ha abierto en el sector bancario primero y ahora en el resto de la economía estadounidense."Los dos demuestran mucha irresponsabilidad en el terreno fiscal", dijo a Efe Roberton Williams, un experto en política presupuestaria del Urban Institute, un centro de estudios independiente.Si contra viento y marea materializan sus promesas elevarán el déficit en billones de dólares adicionales, en un momento en el que el agujero fiscal presupuestario irremediablemente se ampliará por la crisis, según los analistas.El Comité para un Presupuesto Federal Responsable, otro centro independiente, prevé que la probable recesión y los programas públicos de intervención en los mercados lanzados por el Gobierno harán que los números rojos superen un billón de dólares este año fiscal, que se inició en octubre.Ese resultado doblaría el déficit del actual ejercicio, que ya fue récord. Maya MacGuineas, presidenta de ese Comité y ex asesora de McCain, cree que la crisis "ha cerrado la puerta" a nuevos programas de gasto o de rebajas tributarias.Los analistas creen que a corto plazo el candidato ganador se verá obligado a aparcar todas sus promesas y dedicarse plenamente a restablecer el funcionamiento de los mercados y evitar una recesión profunda con gasto público inmediato.Cuando la economía recupere su marcha en unos años, el Gobierno tendrá que pensar en cómo restablecer la salud a sus cuentas, porque si no lo hace corre el riesgo de que los inversores extranjeros se nieguen a prestarle más, alertó MacGuineas.Por ello, también entonces será muy complicado para el futuro presidente cumplir con unas promesas electorales que son extremadamente caras.Las rebajas de impuestos prometidas por McCain, que beneficiarán principalmente a los ricos, costarán 5 billones de dólares en diez años, según el Urban Institute.Obama subirá los impuestos a los que más ganan y los bajará al resto, lo que dejará la factura de su plan en 3,5 billones de dólares.Además, la reforma del plan de salud que propone McCain costará 1,3 billones de dólares en 10 años, y la de Obama 1,6 billones, ya que aspira a cubrir a un mayor porcentaje de la población, según cálculos del Centro de Política Tributaria, otro centro independiente.A juicio de David Schultz, catedrático de Administración Pública de la Universidad de Hamline (Minesota), ni McCain ni Obama ha explicado al público cómo reconciliarán esos proyectos grandiosos con la situación actual de la economía, porque ni ellos mismos lo saben."Ninguno tiene un plan amplio de cómo va a lidiar con la economía y la recesión", dijo Schultz, quien opinó que tras la euforia de la victoria el futuro presidente se tendrá que sentar a definir una guía de acción "realista".Por ahora, ninguno de los dos bandos ha renunciado a alguna promesa.La candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin, primero dijo que la crisis no cambiaría en nada el programa de su partido. Posteriormente, McCain afirmó que congelaría el gasto público, excepto en algunos departamentos, incluido el Pentágono.Por su parte, Joseph Biden, el candidato demócrata a la vicepresidencia, afirmó que la crisis tal vez obligaría a aplazar el compromiso de elevar la ayuda externa. Y Obama afirmó que usaría un "bisturí" para recortar el gasto en ciertos programas.Esas medidas serán insuficientes para encajar el impacto de la crisis y mantener sus planes de rebajas tributarias y proyectos nuevos, de acuerdo con MacGuineas."Simplemente no se puede seguir gastando como un marinero borracho y pensar que las cosas van a mejorar así", dijo Williams.
Obama y McCain no explican cómo cumplirán con la crisis
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