Santiago.- La presencia cada vez mayor en las calles de Santiago de niños y adolescentes haitianos que son traficados diariamente desde Haití, preocupa a las autoridades, comerciantes y otros sectores de la provincia.
Decenas de niños y adolescentes haitianos deambulan por las calles descalzos, harapientos y muchos desorientados entran a los restaurantes, cafeterías negocios de comida rápidas en busca de las migajas que dejan los clientes.
Estos menores piden limosnas en las calles de Santiago y su presencia es cada vez mayor.
Parte del dinero que consiguen lo juegan entre ellos mismos, por lo que frecuentemente surgen peleas con palos y piedras que se lanzan unos a otros, denunciándose que varios vehículos han resultado con los cristales rotos.
Los comerciantes piden a las autoridades de Migración en Santiago que “se pongan las pilas” y procedan a recoger a esos menores para su repatriación a su país.
La comerciante Mirna Liriano, propietaria de una cafetería, dijo que hay clientes que se han retirado por las molestias de esos niños haitianos.
El tráfico de niños y niñas de nacionalidad haitiana por la frontera es bien lucrativo y los traficantes aprovechando el descontrol y la dejadez de las autoridades en la frontera para traer a Santiago esos menores.
Jean Pinó Senon, un activista de los Derechos Humanos de Haití, dijo que algunos menores han cumplido prisión en cárceles de la vecina isla, pero debido a que son encerrados junto con los adultos, las organizaciones de derechos humanos y otros organismos presionan para que se les deje en libertad.
La Procuradora del Tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes de Santiago, Antia Beato, considera como grave y preocupante esa problemática, pero dice que ese fenómeno tiene un componente migratorio y que por tanto no puede actuar por sí sólo.
El subdirector de Migración en la región Norte, Juan Isidro Pérez, denunció que una red integrada por haitianos y dominicanos se dedica a traficar con niños de nacionalidad haitiana para ponerlos a pedir limosnas en las calles de Santiago y otras ciudades vecinas.
No obstante, el funcionario dijo que se aplicará un mecanismo con el cual se acabará definitivamente esa práctica, aunque no especificó en que consiste.
