Aunque muchos dominicanos y dominicanas en el país se sintieron frustrados por no poder seguir desde aquí el proceso electoral en los Estados Unidos, debido a los sórdidos apagones, hubo desde las penumbras un seguimiento hacia ese instante en que la nación más poderosa del planeta, donde siempre reinó la más intolerable discriminación racial, tendría la opción por primera vez en su historia de elegir un presidente negro.
Obama, el candidato demócrata, desafió en el debate público a un adversario republicano que, sin duda, no sólo carece de su carisma, si no que representa al partido que en los últimos tiempos ha sumido a esa gigantesca nación en una grave crisis financiera, la peor desde los años 30.
El pueblo norteamericano está exhausto, (nunca más que los habitantes del llamado tercer mundo), por una guerra que dejó gastos excesivos: “la guerra de Bush contra Irak”. La posibilidad de concluir algo, muy triste, que recuerda a Viet Nam y lograr el regreso de sus soldados al país, hace pensar en nuevos senderos, donde queda la sangre de miles de muertos, heridos en combates, y más de un millón de vidas musulmanas.
Pero, las encuestas hablan de una preocupación mayor que la pérdida de tantos hijos de esa nación y es la crisis financiera desatada, con tales consecuencias que alcanza un desempleo nunca antes visto; la pérdida del equilibrio de los bancos; la interrogante de qué sucederá con el valor adquisitivo del dinero y las viviendas donde residen los estadounidenses, incluyendo un detrimento en los servicios médicos y la educación.
El norte sufre y decide. El sur espera. Las consecuencias se multiplican en mayor medida para el mundo más pobre. Los especialistas, en su mayoría, coinciden en afirmar que Obama ha adquirido una gran cruz, muy pesada, que parece muy difícil de sostener y enderezar.
La nación dominicana, entre muchas otras, se suma a las interrogantes que sólo podrá responder el futuro. Las miradas han estado fijas en este acontecimiento que marcará la historia norteamericana y de una buena parte del mundo.