Varios motoristas han caído en el charco de agua, necesitando la ayuda de vendedores para pararse, bañarse y limpiar su ropa.
El charco de agua, que en ocasiones pasa al estado putrefacto, dificulta el normal desenvolvimiento de las actividades comerciales, del transporte y el paso de peatones por el lugar.
Los filtrantes en esa zona, debajo del elevado, llevan largo tiempo tapados. El pozo de agua actual ya hiede, además de la propagación de mosquitos y las ratas.
Alex Herrera, dependiente de la Surtidora Ariel, se queja porque sus ventas han disminuido en más de un 70%, debido principalmente a que el charco de agua dificulta a los clientes acceder a esos negocios.
Herrera comentó que varios motoristas han caído en el charco, necesitando la ayuda de vendedores para pararse, bañarse y limpiar su ropa.
Por su parte, Manuel Pérez, propietario D’ Emilio Import, dijo que cuando finalmente un cliente logra entrar a su negocio, el mal olor y los mosquitos no le dejan comprar con tranquilidad. Dijo estar cansado de acudir al Ayuntamiento, pero las autoridades hacen caso omiso.
Mientras que Emilio Pérez, vendedor ambulante, explicó que cuando el Ayuntamiento envía un ingeniero para que solucione el desagüe, el lugar se mantiene seco por tres días.
Comerciantes, peatones y choferes pidieron al síndico Roberto Salcedo escuchar esta vez sus demandas, por las dificultades que enfrentan para cruzar de un lado a otro.