Insaciable, el Barcelona no levanta el pie del acelerador. Unos minutos después de que el Real Madrid ganase desde la trinchera al Málaga (4-3) con cuatro goles del argentino Gonzalo Higuaín, el Barça despachó al Valladolid con cuatro tantos de Eto’o y una impecable puesta en escena.
Con más de tres goles por partido en Liga, el conjunto de Guardiola contó una víctima más en el Valladolid, que se batió con decoro sin renunciar al fútbol. Pero no encontró argumentos para anular la fantasía de Messi ni el acierto de Eto’o, dos jugadores que viven a otra velocidad, un paso por delante del resto.
La victoria del Barça se cargó de mérito, porque el Valladolid le obligó a disputar un arranque de partido más laborioso de lo que anunció el marcador final.
El planteamiento del equipo pucelano fue valiente y racional, pero quedó sepultado ante la precisión de Eto’o, un goleador superlativo. El camerunés disfrutó de una noche memorable. Nunca antes había firmado cuatro goles en un partido oficial, todos en la primera parte.