Mas que observar y participar en la victoria de Barack Obama, que desde hacía mucho tiempo la consideraba un hecho, me interesaba conocer la opinión de la gente sobre temas muy sensibles, como la propuesta de despenalización de la marihuana. Junto con ésta se sometieron, para la aprobación o el rechazo de los electores, la eliminación de los impuestos estatales y la prohibición de la carrera de perros, como deporte y negocio.
Dos de ellas ganaron la aprobación de la mayoría: la despenalización de la marihuana ganó con un 65 por ciento de los votos y la prohibición de la carrera de perros ganó con un 56 por ciento. Al aprobar la despenalización de la marihuana, los votantes de Massachussets convirtieron a su estado en el número 13º y el primero desde Nevada en 2001.
Por aprobar la despenalización de la marihuana, no puede acusarse de perversa a la población de Massachussets, porque cuando le preguntaron si eliminaba los impuestos estatales respondió que no, que estos son justos, que pagan por programas que se necesitan y que hay que pagarlos.
Massachussets, que tiene como Capital a Boston, posee una extensión geográfica de 21 mil 456 kilómetros cuadrados y una población que llega a los 6 millones 400 mil habitantes, cuyo ingreso per cápita anual anda por los 36 mil dólares. Es el hogar de tres de los más prestigiosos centros educativos del planeta Tierra: Harvard, MIT y WPI.
Pero lo más importante, para el tema que trato, es que Massachussets hace fronteras con New York, Vermont, New Hampshire, Rhode Island y Connecticut; estados que ahora serán obligados a aprobar una iniciativa semejante, o quizás más avanzada, porque de lo contrario sus poblaciones, huyéndole a la penalización, crearían en Massachussets los Massjuana; pequeños parques donde la gente iría a comprar su porción de marihuana y a disfrutarla fumándola.
La iniciativa, patrocinada por el Committee for Responsible Marijuana Policy, reemplazó las actuales sanciones penales contra la tenencia de marihuana por una penalidad civil de confiscación de la marihuana y una multa de cien dólares. La veta libertaria en el pensamiento de los electores de Massachussets se impuso, pero también la sabiduría de un pueblo que entendió la necesidad de cambiar “los actuales estatutos criminales para que los adultos que tengan treinta gramos o menos de marihuana para consumo personal, sean acusados de una infracción civil y multada en 100 dólares”. Antes, “la tenencia de marihuana podía acarrear seis meses de cárcel y multa de 500 dólares, más un gran abanico de “consecuencias colaterales” que continuaban mucho tiempo después como era “la amenaza de un informe del Registro de Informaciones del Infractor Criminal (CORI, por su sigla en inglés).
Se eliminó la acusación de tenencia de marihuana de poca gravedad y se mantuvo las penas actuales por vender, cultivar y traficar marihuana, así como la prohibición contra manejar bajo los efectos de la marihuana”.
De acuerdo con Jeffrey Miron, economista de Harvard, Massachussets ahora podrá ahorrarse aproximadamente $24.3 millones al año, en recursos de la fuerza pública que eran desperdiciados con arrestos por simple tenencia de marihuana y “además de los costos económicos, la nueva política elimina el castigo permanente como resultado de los costos de una condenación por marihuana a los jóvenes. Y evitará cerca de 7.500 arrestos por tenencia de marihuana al año; y eso quería decir 7.500 antecedentes penales, y eso significaba dejar a la gente vulnerable a ser rechazada por caseros y empleadores, perder acceso a préstamos estudiantiles y licencias profesionales y todo lo demás”.
Los oponentes de la reforma de la legislación sobre la marihuana se quejaban a menudo de que ello les llevaría a “pasar la idea equivocada” a los niños.
Taylor, uno de los proponentes, sostuvo que sucede exactamente lo contrario. “La idea equivocada a pasarles a los niños es la de que si se comete un error, le castigaremos durante toda su vida. Con nuestra iniciativa, no importa si esto fue apenas un experimento juvenil o una señal de problema real, las consecuencias por infringir la ley son inmediatas e impuestas y eso es más justo que la ley actualmente”.
La República Dominicana posee una de las políticas mas entupidas e irracionales en la llamada “guerra contra las drogas”. Nuestros legisladores, en vez de estudiar el problema y hacer propuesta que tomen en consideración el verdadero desafío humano, se dedican a adquirir fama a costa de un consumidor que busca el producto porque lo necesita para equilibrar su balance químico. Y los asesinos natos, aquellos que disfrutan ver la sangre humana correr, para legalizar sus salvajes actos, se infiltran en los organismos oficiales donde la “guerra contra las drogas” les permiten practicar libremente su criminal tendencia y quedar ante la opinión pública como héroes. Massachussets ha hablado, ¿puede lograr la inteligente voz de Massachussets que cambiemos?