Los dos principales partidos de oposición de la República Dominicana, el Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano, se encuentran frente a grandes encrucijadas que necesariamente les obligaran a definir los liderazgos internos que poseen.
Las convenciones que se producirán para renovar los cuadros directivos de ambas organizaciones políticas, traerán consigo divisiones y desprendimientos que podrían erosionar la fortaleza y el porvenir de los ex archirivales de la política nacional.
En lo interno del PRD y el PRSC se mueven los sectores con mayor incidencia en las estructuras de los dos partidos, con el propósito de imponer sus hegemonías y controlar sus direcciones, de cara a fortalecer proyectos de candidaturas para las elecciones de 2010 y 2012.
Particularmente, en el partido blanco, hemos visto como el ex candidato presidencial, Miguel Vargas Maldonado, ha lanzado su candidatura a la presidencia del partido, bajo el argumento de que otros líderes políticos nacionales y extranjeros han aspirado a la presidencia de la República desde esa posición y han desarrollado campañas políticas exitosas.
A eso agregan los principales allegados a Vargas Maldonado, que durante la campaña electoral pasada no hubo una buena coordinación entre la dirección del partido y el equipo que manejó las estrategias de propaganda de la candidatura presidencial, situación que afectó ese proyecto político.
Igual aptitud hemos observado alrededor del equipo de campaña que acompañó a Amable AristY Castro en el Partido Reformista Social Cristiano, quien también alegó razones similares y trabaja afanosamente por controlar la dirección del PRSC con fines futuros.
Sin embargo, ambos equipos, tanto en el PRD como en el PRSC, están perdiendo de vista que de frente tienen como opositores a sectores emergentes y a otros que han echado raíces a lo interno de ambas fuerzas políticas y que por el afán desmedido que han mostrado por controlarlo todo, podrían unirse en su contra y crear grandes malestares a lo interno de los dos partidos.
Para evitar que de las convenciones que celebrarán el próximo año los dos principales partidos de oposición, surjan nuevas divisiones que afecten las posibilidades de triunfos de ambos para las elecciones de 2010 y 2012, necesariamente habrán de darse acuerdos en lo interno de esas organizaciones políticas, que garanticen el justo equilibrio de las fuerzas en las estructuras diligenciales de cada una.
De hecho, si eso no ocurriera de aquí al plazo que les queda a cada uno de los partidos políticos para celebrar sus convenciones internas, estaríamos frente a la crónica de una división anunciada, debido a los fuertes intereses y afanes que mueven a los sectores enfrentados en controlar las estructuras diligenciales del PRD y el PRSC.
Entre tanto, el partido de la Liberación Dominicana podría seguir fortaleciéndose como consecuencia de las ambiciones y el descrédito que, por razones de poco tacto político, han proyectado la mayoría de los dirigentes principales del PRD y el PRSC.