“A cada cerdo le llega su San Martín “
Doña Aura Celeste Fernández, miembro titular de la Junta Central Electoral, sin circunloquios da un ejemplo de honestidad, casi único en la actual administración pública.
Vale a recordar que en Noviembre 2006 cuestionó “Las jornadas extraordinarias y días feriados”. Que nunca ha aceptado los RD$ 55,382.60 de incentivos, ni los RD$ 39,321.65 de jornadas extras y días feriados. Su templanza la impulsa a votar en la sesión administrativa del pleno de la Junta Central Electoral el 26 de Febrero 2008, donde se ventiló la legitimidad o no de los incentivos. Ella considera ilegitima la asignación de esa partida.
Agrega Doña Aura: “ Que la Cámara Administrativa a partir de Junio 2007 decidió de manera arbitraria, no acreditar dicha suma a su cuenta, para que no siguiera quedando constancia formal de la devolución que hacia desde Noviembre 2006”.
Me llama poderosamente la atención y admiro a tan distinguida dama, por la noble imagen de sus pensamientos, los cuales me llevan a través de la historia al gran tribuno, hijo de la Roma corrompida, Marco Tulio Cicerón, quien estando entre el sumo bien y el sumo mal, como lo está ella ahora, recordó a los romanos a Epicuro, el gran filósofo griego: “ La vida humana adolece de ignorancia del bien y del mal y por este error se ve privada de grandes deleites y atormentada por gravísimos dolores del alma, es necesario que la sabiduría , desterrando el dolor y la codicia, y la temeridad de toda opinión falsa, se nos presente como guía segurísima para la vida feliz.
“Insaciables son los deseos y no solo han destruido a muchos hombres, sino a familias enteras, poniendo a veces en trance de perderse a la misma República. De los deseos nacen los odios, las discordias, las sediciones y las guerras; y no sólo salen sus efectos al exterior, causando el arremeter con ciego ímpetu a los demás hombres, sino que encerrados en el interior de cada ánimo, andan discordes entre sí; de donde es necesario que resulte vida amarguísima, pues sólo el sabio que amputa y circuncida toda vanidad y error, puede vivir contento dentro de los limites de su naturaleza, sin dolor y sin miedo”.
Pagar 37 millones de pesos en sueldos a los jueces de la J.C.E., es un hecho deshonroso que crea un sentimiento penoso de rechazo. ¿Dónde está el pundonor. La estimación de la propia honra y dignidad? Es una infamia escandalosa contra la pobreza, salud y educación de los dominicanos.
Cuando los hombres son arrastrados por la fuerza del enriquecimiento, olvidan o desconocen la ley de la naturaleza que indica que la ambición desmedida rompe el equilibrio, se desborda y todo se pierde.
La virtud de la doctora Aura Celeste Fernández, alerta contra la avaricia, calificándola de origen ilegítimo y no entrega su dignidad por nada pasajero, ni menos por intereses que considera contrarios a su forma de vida, de su carácter, de su honor y templanza. Su ética no es vencida, ya que la ansiedad de dinero no mora en el alcázar de su espíritu. Ella se conoce a sí misma, sabe cuál es su obligación y actúa en consecuencia, por eso no se pierde, constituyéndose en un solemne y respetado aparte en esta selva humana.
Su acción indica la vivencia de su yo moral. Esa capacidad de decisión sana es la que hace falta y la gran ausente en esta sociedad podrida, donde se trata a la gente no por lo que es, sino por lo que tiene, no importa como lo haya adquirido.
Los dominicanos que ejercen el amor de patria y aborrecen la corrupción, deben atender que está hablando Doña Aura con su actuación. Estoy admirando profundamente a esta honorable dama por su disposición constante de estar en el sumo bien.
No he olvidado que una tarde la vi de soslayo en la “Casa de la Anunciación”, donde me percate que su rostro muestra la virtud que la hace rechazar lo que considera incorrecto. Eso es templanza, permanecer firme y constante en lo que ha juzgado.
En la J.C.E algunos no se respetan, la cámara contenciosa exige a la cámara administrativa y esta riposta, eso es caos; ausencia absoluta de jerarquía de mando. Esa es la verdad, por eso los trapos sucios de la familia no los lavan dentro de la casa.
Donde no hay armonía no vive el espíritu de cuerpo, lo avala además la forma en que se distribuyen los 8 jueces los RD$35 millones en salarios y no asignan ninguna partida a la gran mayoría de empleados, que ganan menos de RD $30 mil para así cumplir con el ajuste de salario del 15% ordenado por el presidente de la República.
La autonomía presupuestaria está sujeta a fiscalización y no es una patente de corso para asignarse partidas inmorales e injustas; violaciones a las leyes divinas, con la gravedad de ser inconstitucional como lo enuncia el artículo 102 de la Constitución de la República. Artículo 102: “Será sancionado con la pena que la ley determine, todo aquel que para su provecho personal, sustraiga fondos públicos o prevaleciéndose de sus posiciones dentro de los organismos del Estado, sus dependencias o instituciones autónomas, obtenga provechos económicos. Serán igualmente sancionados las personas que hayan proporcionado ventajas a sus asociados, familiares, allegados, amigos o relacionados. Nadie podrá ser personalmente responsable por el hecho de otro ni en estos casos ni en cualquier otro”.