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Chicas saudíes triunfan en el rock

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Dina, Lamia, Dareen y Jood son saudíes y tienen un grupo de rock, pero por ser mujeres, estas jóvenes universitarias no pueden aparecer en la portada de un disco, ni actuar en público y sus ensayos son sólo para chicas y secretos.

Pero centenares de jóvenes saudíes ya se han bajado un tema del grupo por Internet, Pinocchio, que trata de los problemas de una relación fracasada, un tema bastante inusual en boca de mujeres sauditas, según informa el diario estadounidense The New York Times.

Las jóvenes residen en la ciudad de Jeddah y respetan a su manera el estricto código de vestimenta saudí reservado a la mujer. Llevan el abaya, la túnica que cubre todo el cuerpo salvo las manos, los pies y la cara obligatorio para las mujeres en el reino, abierto dejando entrever sus camisetas y vaqueros y no llevan velo. Esto último permite apreciar los dos piercing que Dina, la guitarrista, tiene bajo la ceja y el labio inferior.

Dina, estudiante de Historia del Arte en la Universidad Rey Abdulazziz, fundó la banda con su hermana Dareen.

Llamó a la banda The Accolade (la investidura), en honor a su cuadro favorito, del pintor prerrafaelita Edmund Blair Leighton. "El cuadro me gustó porque muestra a una mujer satisfecha con un hombre", apunta Dina. También pensó en componer una canción a partir de La Última Cena de Leonardo Da Vinci, pero prefirió no llevar la transgresión tan lejos en un país donde no se permite levantar iglesias cristianas y los conversos se juegan una condena a muerte.

El grupo cuenta con una cantante, una guitarrista, una bajista y una teclista. A la batería, cuentan con el hermano pequeño de las chicas que les echa una mano de vez en cuando, pero quieren que sea una chica. El grupo, que canta en inglés, ha abierto recientemente.

Todo, hasta los ensayos sólo para chicas, sería muy normal si no fuera por la breve y machacada historia del rock ‘n roll en Arabia Saudí. El guitarreo en general tiene mala prensa por la asociación del heavy metal con el satanismo y la brujería.

De hecho, la policía religiosa, el Comité para la promoción de la virtud y la prevención del vicio, rapa la cabeza a los melenudos que caen en sus manos. Las chicas se apresuran a aclarar que el alcohol y el tabaco son nefastos y "destruyen tu cuerpo".

A mediados de los ’80 comenzaron a surgir grupos por el reino. Pero en 1995, la policía llevó a cabo una redada y detuvo a 300 jóvenes. La escena comenzó a decaer. Pero la relativa apertura que siguió a los atentados del 11 de septiembre y a los atentados en territorio saudí ha animado a las jóvenes a montar su grupo, con el beneplácito de sus padres y la petición de que no armen un escándalo. Las jóvenes son de clase media y no han salido nunca del país.

Jeddah es la ciudad propicia para comenzar el grupo. La policía religiosa no acosa a los jóvenes con tanta virulencia y puede verse a algunos jóvenes con guitarras al caer la tarde en la plaza. De cualquier manera, la música del diablo tiene un largo camino por recorrer en el reino saudita.

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