Los altos dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano deben poner la barba de esa organización en remojo y verse en el espejo del Partido de la Liberación Dominicana.
La situación por la que atraviesa esta última entidad debe ser vista como una señal clara a quienes contra vientos y mareas pretenden apoderarse de la máxima dirección del PRD.
La dirigencia política perredeísta está invitada a no jugar con candela a la hora de seleccionar a sus árbitros.
El doctor Leonel Fernández es presidente de la República y del PLD, es un líder del país, los estatutos no le prohíben ser candidato presidencial, y por encima de ello está recibiendo un constante bombardeo desde diversos litorales de la agrupación morada, acusado de practicar desde su interior el personalismo y el clientelismo.
Algo similar quiere ocurrir en el PRD, donde un sector quiere alzarse con el santo, la campana y la limosna, el cual ha encontrado de frente a importantes segmentos perredeistas, quienes advierten sobre las consecuencias que podrían acarrear tal decisión.
Soy de los que creen que el ex consultor jurídico del Poder Ejecutivo, doctor Emmanuel Esquea Guerrero, es referente ético y moral de nuestra sociedad y como reserva política es la persona a quien las bases de su organización deben autorizar para que dirija el PRD.
Esquea ha demostrado hasta el empalago y la saciedad que es un hombre de convicciones firme y posiciones verticales, por lo que es en la actualidad quien debe tomar en sus manos las riendas del partido blanco.
Con Esquea podemos tener contradicciones en su forma de pensar, pero nunca jamás dejar de reconocerle que es una persona integra, de timbales bien puestos y que dada su experiencia y hoja de servicio, es el que está mejor preparado para arbitrar los procesos venideros y desde la presidencia del Partido Revolucionario Dominicano regir su destino hasta conducirlo a la victoria política y popular en las elecciones del año 2012.
Todos estamos conscientes de que el liderazgo en el Partido Blanco es colegiado y que sus estatutos y principios son los que marcan la pauta y las normas, por lo que nadie está por encima de ellos.
Emmanuel Esquea ha demostrado ser en el PRD garantía de disciplina, institucionalidad y unidad.
Sus excepcionales condiciones y su apego a los más elementales principios y honestidad lo catapultan y lo colocan en el trayecto de asumir el control del partido blanco, para enderezarlo y colocarlo por senderos de unidad y victoria.
Con el doctor Emmanuel Esquea en la máxima dirección del PRD nadie quebrantará la irreductible voluntad de sus bases de luchar por un futuro justo, digno y humano para el pueblo dominicano.
No es verdad que los perredeistas desperdiciarán la bella oportunidad que le ofrecerá la venidera convención de retomar el orden democrático interno, para transformarse de organización pujante y participativa, en una entidad al servicio del personalismo, el clientelismo y el caudillismo.
Emmanuel Esquea no es el Mesías que volvió a la tierra a pedir cuenta a los hombres, sino el Cirineo solidario, a quien las bases irredentas del perredeísmo aclaman para que las ayude a cargar su cruz.
Esquea Guerrero es solidario, honesto y leal en la amistad. Un ser aferrado a sus principios hasta la tozudez.
Como hombre público es pulcro y transparente en su accionar. Polémico en la defensa de sus ideas. Cuando disiente lo hace con altura.
Como todo ser humano tiene las limitaciones, imperfecciones y debilidades propias de esa condición.
Pero, como dijo el reconocido jurista Emigdio Valenzuela, su amigo, “con muchas personas como él, la República Dominicana sería un país mejor y más digno, porque como pocos, Emmanuel Esquea Guerrero es un hombre de honor”.