Siempre e oído decir que el poder enloquece porque “la historia ilustra al hombre, la poesía agudiza su ingenio, la matemática le da sutileza, la filosofía le hace profundo, la ética serio, la lógica y la retórica dialéctico; pero el arte del Poder, la política, lo enloquece”.
Para ver que esto es verdad solo hay que dar un vistazo a los partidos de esta media isla, al comportamiento de sus dirigentes y líderes.
El PRSC se auto destruyó buscando, luego de la muerte de su líder, ser bisagra de Leonel y su partido.
El PRD, con una fuerza electoral descomunal, siendo el único partido de oposición, se empecina en una lucha interna por liderazgo y aspiraciones presidenciales extemporales que lo coloca a la zaga del gobierno y atrás del partido oficialista.
El PLD con todos los poderes, legislativos, municipales y presidencial se auto destruye, se envuelve en dimes y diretes, se auto acusan de corrupción y de ser como partido lo que históricamente negaron hasta el cansancio.
En esa locura desenfrenada a que lleva el Poder, el presidente Leonel Fernández y su Partido, no solo apuestan a pagar para callar, sino que ahora también quieren callar sus propios dirigentes y legisladores.
Un diputado del PLD, contrariando su organización, a su presidente y líder el presidente Leonel Fernández, en pleno hemiciclo se colocó una mordaza en la boca en protesta porque el comité político del partido de gobierno le prohibió dilucidar problemas internos, dirimir sus diferencias en los medios de comunicación.
El diputado Eliseo Segura Martínez, del partido de gobierno, se colocó una mordaza en la boca y expresó que el PLD debió decir porque sus organismos no están funcionando.
Ese fue el mismo diputado que tronó con una carta pública donde insinuaba, acusaba a sus colegas diputados de soborno, de recibir dinero por la aprobación de cuestionados proyectos que han sido aprobados en la Cámara de Diputados dominicana.
En verdad que la política, el Poder enloquecen, hasta el extremo de ellos mismos convertirse en anti-político, en demonizar a la política y a los políticos.
Ellos se acusan de incompetentes, ineficaces y corruptos, de no mantener una conducta honrada, de no tener principios ideológicos firmes de no escuchar a la gente….. Es todo una locura, es como para realmente ponerse loco…
El autor es periodista
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