Para la docena de economistas del estado que se reunieron este mes para precisar en detalle el pronóstico anual de ingresos de la Florida había algo distinto e inquietante.
Las proyecciones de hace exactamente un año estuvieron muy lejos de la realidad. Según los nuevos cálculos, en los próximos cuatro años los ingresos del estado serán $31,400 millones por debajo de lo esperado. Eso es más de cuatro veces el presupuesto anual del Condado Miami-Dade, el equivalente de lo que costaría construir 61 estadios de techo retráctil para los Florida Marlins y casi la mitad de todo el presupuesto estatal de este año.
La caída en los ingresos que los economistas pronosticaron el 21 de noviembre no es tan asombrosa como sus causas: por primera vez en décadas menos personas vienen a vivir al estado. El legendario crecimiento de la Florida se ha detenido, lo que complica los problemas causados por la recesión global.
Durante años, gobernadores y legisladores se basaban en el crecimiento de la población para crear empleos, evitar aumentos de impuestos y proteger al estado de las recesiones. La población de la Florida aumentaba a razón de 2 o 3 por ciento al año, el equivalente anual de una ciudad del tamaño de Miami o Tampa. Promoviéndose como un refugio de bajos impuestos y bajo costo para retirados, la Florida literalmente se jugaba el futuro con la carta del crecimiento.
Cada pocos años algo revelaba debilidades en el sistema económico del estado: una recesión en 1991, una crisis de exceso de población escolar en 1997, un drástico declive del turismo después de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001. Pero la maquinaria de crecimiento siempre arrancó de nuevo. Hasta ahora.
Con la crisis hipotecaria, las restricciones de crédito y el cese del crecimiento de población, los dos sectores que ayudaron a la Florida a mantenerse a flote en dos recesiones previas, los bienes raíces y la construcción, estancan la economía del estado, complican la recuperación y hacen probable que la Florida sea uno de los últimos estados en volver a la normalidad.
"Esta recesión no va a ser simplemente mala para nosotros, sino peor que en el resto de la nación», dice David Denslow, economista de la Universidad de la Florida. La razón mayor es que el auge de la construcción en la Florida creció al doble de lo normal y se construyó demasiado.
El inventario de viviendas a la venta en todo el país, sumado a la crisis de crédito, hace que a la Florida le sea prácticamente imposible atraer a personas de otros estados porque no pueden vender las casa que tienen en otros lugares, dice Denslow. Al mismo tiempo, las reducciones en los impuestos a la propiedad y el déficit presupuestario afectan los servicios públicos básicos, lo que resta atractivo al estado para los que quisieran retirarse aquí.
Los economistas estatales pronosticaron este mes que la recesión persistirá durante el próximo año y que los empleos y la población comenzarán a crecer gradualmente en el 2010.
Pero el pesimismo de los expertos presenta un marcado contraste con el optimismo del gobernador Charlie Crist, quien después que los economistas concluyeron sus pronósticos dijo: "La Florida posiblemente salga de eso primero. El sol siempre sale primero en la Florida».
¿Cuán rápido perdió brillantez la otrora brillante economía de la Florida?
El estado estaba a la cabeza de la nación en el crecimiento de empleo en el 2005; ahora está a la cabeza en pérdida de empleos. Luego de cinco años de aumentos superiores al 10 por ciento en la construcción de casas y aumentos de precio de la vivienda, ahora es el segundo estado de la nación en ejecuciones hipotecarias, con 444,000 morosos en sus pagos, según RealtyTrac, firma investigadora del sector.
La Florida tenía el nivel de desempleo más bajo del país en junio del 2006. Ahora está en el noveno lugar. Y en el Producto Interno Bruto (PIB), la principal referencia de una economía productiva, la Florida estaba a la cabeza del país en el 2005. Ahora está en el lugar 47.
"Tenemos problemas», dice Alex Sink, la jefa de finanzas del Estado. "Estamos emitiendo cheques a montones, pero no tenemos ingresos».
En una sola semana este mes, dijo Sink, el estado recibió 500 millones en ingresos por concepto de impuestos e hizo pagos por $1,300 millones, algo típico de un desastre financiero.
"No podemos seguir confiando en atraer a retirados con ingresos fijos del norte y venderles propiedades baratas», dijo Sink. "Eso se acabó».
"Esperemos que esto sea un despertar para el estado de la Florida», dijo Frank Nero, presidente del Beacon Council, la organización de fomento económico de Miami-Dade. "No podemos seguir dependiendo del crecimiento de la población como base de nuestra economía».
Nero pronosticó que las regiones de la Florida que tienen economías más diversificadas, como el centro y el sur, se recuperarán más rápido que las demás, como el suroeste, que tiene el mayor volumen de ejecuciones hipotecarias de todo el país.
De la misma manera que la economía estatal ahora está desequilibrada, el modelo de crecimiento económico estatal parece completamente anacrónico.
El estado se aferra desde hace décadas a la dependencia de un impuesto a las ventas que se aplica solamente a bienes como automóviles, muebles y electrodomésticos. Las ventas en internet y artículos como el agua embotellada y las excursiones de pesca no se gravan.
El concepto de un impuesto estatal a los ingresos es tabú, tanto en la Constitución del estado como en la siquis de la mayoría de los floridanos.
"Es obvio que si no encontramos nuevas fuentes de ingresos habrá que aumentar los que tenemos», dijo John Ramil, jefe de operaciones de TECO Energy y presidente del Comité de los 100 de la Cámara de Comercio de Tampa.
En ninguna parte son más evidentes los altibajos de la economía como en Port St. Lucie, una ciudad de 166,000 habitantes cuyo lema es "una ciudad para todas las edades».
En enero del 2002, mientras que la mayor parte del estado sufría las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre, a Port St. Lucie le iba muy bien. El empleo aumentó 4 por ciento, los sueldos 11. La construcción de casas creció sustancialmente.
Para el entonces alcalde Bob Minsky la mayor preocupación era el tráfico y el jefe del Consejo de Fomento Económico del municipio realizó una presentación para los urbanistas locales titulada ¿Qué recesión?. El diario The New York Times la calificó como la "la economía de crecimiento más rápido en el estado de más crecimiento.
Impulsada por el bajo precio de la vivienda que atrajo a muchos a la costa desde el muy congestionado y caro sur de la Florida, la población de la ciudad había aumentado 133 por ciento el año pasado.
Pero este año las nuevas construcciones han caído 70 por ciento, el desempleo está en 10 por ciento y una de cada 113 viviendas está en ejecución hipotecaria.
Pero ninguna región del estado ha escapado a los problemas económicos. Cuando este otoño la recesión se extendió a nivel nacional, la Florida la padecía desde hacía un año. El sector de la construcción fue el primero en afectarse, con la pérdida consiguiente de 79,000 empleos. El mes pasado el desempleo había llegado a todos los sectores y 156,200 floridanos habían perdido sus empleos en un año. El otrora sólido mercado inmobiliario tiene un inventario de 300,000 casas sin vender –un récord–, seis veces el promedio nacional de 50,000.
La crisis de crédito se ha extendido de las hipotecas a cuentas morosas en préstamos de automóviles y tarjetas de crédito, dijo Amy Baker, jefa de economistas del estado y directora de la Oficina de Investigaciones Económicas y Demográficas de la Legislatura.
Hasta que no desaparezca el exceso de inventario de viviendas, dijo Baker, "quizás pasen 15 meses antes que la situación mejore».
Sin embargo, todo mejorará, dijo Baker. "Quizás tengamos que vivir así entre los próximos 18 meses y dos años, pero al final habrá una recuperación. La población aumentará y todas las cosas que antes hicieron atractiva a la Florida volverán a hacerse sentir».
Para algunos las cosas empeorarán antes de mejorar. Alrededor de 410,000 propietarios de viviendas son vulnerables al empeoramiento de la economía y enfrentan el reto de poder conservar sus casas, apuntó Baker. Durante años, la Florida ha tenido una tasa de propietarios de 66 por ciento, cercana al promedio nacional, pero durante el auge inmobiliario esa cifra aumentó a 72 por ciento y los nuevos dueños son los que corren más riesgos.
El derrumbe económico es sólo parte del problema. El desempleo en la Florida está en su punto más alto en 15 años. La fuga de profesores se acelera a medida que los fondos estatales disminuyen, dicen las autoridades universitarias. El fondo de pensión estatal ha perdido una tercera parte de su valor. Y este año –ya van tres seguidos– el estado recibirá menos ingresos por concepto de impuestos que el anterior.
En los últimos 12 meses la respuesta de Crist y la Legislatura a la crisis económica ha sido reducir gastos, tomar dinero de las reservas, reducir en 4 por ciento el presupuesto de las entidades estatales y tomar medidas más bien cosméticas, como acelerar el cronograma de la construcción de carreteras.
Crist dijo que está abierto a un período especial de sesiones de la Legislatura en enero para realizar reducciones de presupuesto más profundas. Sin embargo, el gobernador dijo que quiere proteger el presupuesto de las escuelas públicas y los servicios médicos, que son una parte importante del presupuesto. Los directores de las entidades estatales han advertido a Crist que más reducciones equivaldría a más despidos de empleados estatales, lo que aumentaría la tasa de desempleo.
El secretario del Departamento de Prisiones, Walt McNeil, dijo que ha ordenado reducir gastos como los viajes y los cursos de capacitación y teme que tendrá que hacer reducciones adicionales.
"La única forma en que podemos lograr eso es con despidos», dijo McNeil.
Ya han surgido algunas propuestas a corto plazo, pero muchas generan muy poco dinero o no tienen mucho apoyo entre la mayoría republicana que controla la Legislatura.
Estas propuestas incluyen vender o arrendar a inversionistas privados activos como la Lotería, el Turnpike o el Alligator Alley; contratar más auditores para castigar a los que burlan el fisco; aumentar las multas y las tarifas de los servicios estatales, como hizo la Legislatura en la reducción de gastos la primavera pasada; aumentar el impuestos a los cigarrillos en $1 por cajetilla, lo que podría generar alrededor de $1,000 millones anuales; ampliar los juegos y validar el acuerdo con la tribu seminola, lo que podría generar más de $100 millones al año; así como ampliar el impuesto a las ventas a las transacciones por internet, algo que produciría unos $3,000 millones al año.
Nada de esto es un cambio estructural en el sistema fiscal de la Florida, que según algunos economistas es necesario para evitar crisis económicas cíclicas que empeoran por las recesiones.
"Las debilidades salen a relucir bajo el estrés», dijo Sean Snaith, economista del Instituto de Competitividad Económica de la Universidad Central de la Florida. "Tenemos la esperanza de que eso subraye la necesidad de una verdadera reforma fiscal para hallar una forma justa de financiar lo que necesitamos».
Sin embargo, en la Legislatura controlada por los republicanos hay poco respaldo para una revisión profunda del sistema fiscal, algo que los críticos afirman que es una forma solapada de aumentar los impuestos. La primavera pasada una propuesta para eliminar el impuesto a la propiedad para las escuelas y sustituirlos con un mayor impuesto a las ventas y la revocación de las exenciones fiscales no llegó a los electores porque la Corte Suprema estatal determinó que la propuesta era confusa.
A medida que empeora la economía aumenta la demanda de asistencia gubernamental. Por ejemplo, las quejas por abuso infantil han aumentado en 1,000 mensuales en lo que va de año.
T.K. Wetherell, presidente de la Universidad Estatal de la Florida, ex presidente de la Cámara y de un colegio comunitario, considera que el estado no está dispuesto a enfrentar los retos. Wetherell dijo que veía a su universidad como una especie de "centro de capacitación» de profesores jóvenes que después buscan empleos mejor pagados en otras partes.
"No se puede ser un estado avanzado con el sistema fiscal nuestro», dijo Wetherell. "Este sistema no genera los recursos que necesitamos para administrar uno de los estados más grandes del país y brindar los servicios que la gente quiere. No podemos seguir con paños tibios».
El redactor Marc Caputo, de The Miami Herald, contribuyó a este reportaje.