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Sigue siendo la más violada

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La prensa nacional publicó la manera en que el presidente Leonel Fernández consignó para la Secretaría de Estado de Educación el 1.8% del Producto Interno Bruto, tras haber sometido el proyecto del presupuesto para el año 2009, “en franca violación a la ley 66-97 que señala en su artículo 197 una inversión mínima en educación del 16% del gasto público o el 4% del PBI”.

Desde hace tiempo DominicanosHoy viene publicando con verdadero dolor la situación existente con el “fallido” sistema educacional en el país. Ni siquiera vamos a referirnos a las niñas y niños sentados sobre bloques para poder recibir la docencia desde el piso; mencionemos los más de 455,500 niños, niñas y adolescentes que no saben leer ni escribir en el país, según datos de las Naciones Unidas y aquellos, que aún insertados en las aulas, pueden perder el curso por ausencia del profesorado.

La deficiencia del sistema educativo va desde padres a hijos y no parece tener una solución. Unido a los contenidos insuficientes en las políticas educaciones de la República Dominicana, de la carencia de programas gubernamentales a favor de la niñez y condiciones cada vez más crecientes de pobreza, una de las leyes más importantes para la nación, promulgada en 1997, ha sido una vez más violada.

Desde su génesis misma, esto se ha comportado así. Aún cuando en el año 2000, se invirtió un 16.21%, la cifra significó un 2.32% del PIB, por lo que tampoco se le dio cumplimiento.

Consignas no bastan, como aquella de 1999; “Construyendo la respuesta nacional para lograr la Educación Dominicana de Calidad que queremos”. Nuestro país se halla en la penosa lista entre los primeros en la región que invierten menos del 3% en Educación.

Tras los absurdos y violaciones, se impone la reflexión: o se juntan fuerzas y se garantiza el cumplimiento de políticas nacionales para el desarrollo y financiamiento de este sector, o seguirá postergado el futuro, que sólo es salvable a través de nuestros hijos e hijas, con las armas irrebatibles de la enseñanza y el escudo indiscutible de la Educación.

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