El presidente de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana, doctor Leonardo Matos Berrido, declaró este domingo mediante un despacho de prensa que no es cierto que la entidad que dirige haya sido condenada a pagar una multa, ni nada, como declaró un abogado que dice representar a una sociedad que se siente agraviada por la “música” que supuestamente se escucha en los estadios de béisbol profesional del país.
“No es cierto que la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana, Inc., fue condenada a pagar una multa , ni nada, por la “música” que supuestamente se escucha en los estadios de béisbol profesional”, afirmó el doctor Matos Berrido.
Dijo que hasta donde aprendió al estudiar derecho hace muchos años, nadie puede ser condenado civilmente sin haber sido citado.
“La Liga no ha sido demandada, y hasta donde aprendí al estudiar derecho hace muchos años, nadie puede ser condenado civilmente sin haber sido citado. Creo que a pesar de ser reglas muy antiguas siguen vigentes y lo seguirán mientras quede un poco de cordura en quienes hacen las leyes”.
Sobre la notificación a requerimiento de un abogado se pregunta el doctor Matos Berrido si lo condenan por interpretar a Beethoven, o a Pérez Prado o al Cieguito de Nagua, a pesar de no ser ni músico ni intérprete de ninguna categoría.
“Una presunta sentencia que me fue notificada a requerimiento de un distinguido abogado dice condenar “a la Liga Dominicana de Beisball y el señor Leonardo Matos Berrido” a pagar una suma de dinero “por el uso de obras musicales correspondientes al repertorio”, sin mencionar cuál es el repertorio ni cuáles son las “obras musicales” de que se trata. Quisiera yo saber, pero la “sentencia” no lo dice, si me condenan por interpretar a Beethoven, o a Pérez Prado o al Cieguito de Nagua, a pesar de no ser yo, ni músico ni interprete de ninguna categoría, ya que ni siquiera los números de la Lotería me he atrevido nunca a cantar”, enfatizó.
Sobre el uso público de la música al que hace referencia la sentencia agregó que “o quizás cuando la sentencia habla de “hacer uso público de la música”, lo que está insinuando no es que interpreté música sino que la “usé” comiéndomela o bebiéndola o untándomela, o quien sabe cómo”.