Lamentablemente, ocurre que los días festivos nos llenan de expectativas ante los posibles accidentes y hechos negativos que, en ocasiones, enlutan a familias enteras y convierten en tristeza lo que debió ser tiempo de celebraciones.
La noticia de personas muertas y otras heridas, en el accidente entre un camión y una jeepeta en las inmediaciones de Villeya de Azua de Compostela, se unió a la incertidumbre por la búsqueda de las doce personas desaparecidas de la avioneta de la aerolínea Atlantic Aviation.
Ahora, al análisis posterior de los hechos pueden sumarse elementos de todo tipo: responsabilidades, causas que motivaron el accidente de tránsito, en el caso del camión y la jeepeta y las interrogantes de lo acontecido con la avioneta y sus pasajeros.
Pero, el “ahora” simboliza un triste “después”; sólo que no pueden girar a la inversa las manecillas del reloj; ni tampoco es posible detener el tiempo. Una buena parte de los accidentes son evitables. Preverlos, sucede igual que con las enfermedades, significa ganarle una batalla a la parca: o sea, triunfar con la vida.
Las felicitaciones para estas fiestas navideñas y del 31 de diciembre, deben conllevar a la prudencia en las vías y la adopción de todas las medidas que tiendan a proteger la existencia de cada dominicano y dominicana, comenzando por cada quien y desde su propio escenario. Sólo así podremos alzar nuestras copas en 2009 y decir: ¡Feliz año!
