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Una llaga que supura y es peligrosa

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Nos enteramos un poco tarde de que, finalmente, el presidente Leonel Fernández reconocía la crisis económica mundial y sus posibles afectaciones al país. Aunque su gran optimismo mantuvo en vilo a la mayoría, sobre todo a quienes sintieron que se “ahondaba” más el hueco que representa el costo de la vida familiar, ninguna expectativa se satisfizo en el pasado discurso.

Muchos se preguntarán de qué vale ahora correr, cuando ya sabemos que “no siempre hacia delante se va muy lejos” y que diga lo que diga Fernández el país se suma a las naciones pobres que deben “amarrarse” mucho más el cinturón, hasta ver cómo pasan los tiempos que abaten.

El criterio de que “pese a la crisis, su Gobierno trabajará para reactivar y dinamizar la economía dominicana en 2009, sobre todo con proyectos de infraestructuras, algunos con recursos fiscales y otros por la vía de concesión”, determinan una postura que se resume en la frase del mandatario de “e’palante que vamos”. Lo que haría falta es interpretar bien qué es lo que queda delante para la nación dominicana.

No estamos en desacuerdo con el optimismo del presidente, todo lo contrario. Tampoco desdeñamos la estirpe de hombres y mujeres nobles a la cual pertenecemos, capaces de triunfar ante las mayores adversidades. Así lo demuestra la historia de la República Dominicana.

Ojalá “el primer picazo del proyecto Perla Punta”, el tercero de “los picazos” de tres proyectos turísticos”, las inversiones de millones de dólares, los miles de empleos directos y el resto de los proyectos anunciados por Leonel Fernández sean, en verdad, una realidad para esa gran mayoría dominicana, que espera un fin de año, según sus palabras, en medio de “una situación un tanto ambigua y ambivalente”.

Pero, si somos realistas y honestos, debemos decir que concluimos 2008, no en medio de ambivalencias y ambigüedades, si no de una situación que no se mitiga con canastas a familias pobres en los sectores más humildes del país. Metafóricamente hablando, se pretender cubrir con una pequeña curita la llaga que ya supura y es, en verdad, muy delicada y peligrosa.

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