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El holocausto del PLD

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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De los políticos y los partidos no ha esperado nunca el pueblo dominicano el Paraíso Perdido de Milton, ni utopías de una sociedad perfecta. No. Después de treinta años de despotismo y doce de una dictadura ilustrada querían, luchaban los miembros de esta media isla por libertad y justicia social.

Con la llegada del PRD, el 5 de julio de 1961, a suelo dominicano, luego de años de contacto en la clandestinidad, se convirtió en el faro de esperanza, en el instrumento político confiable del pueblo para conquistar la libertad y la justicia social.

Sin irse a los extremos políticos, colocado en el centro, en la izquierda democrática de entonces, bajo el paraguas ideológico del socialismo democrático, con una dirección y un liderazgo insuperable, encarnado en ese gran estratega que fue el titán de la política dominicana, el doctor José Francisco Peña Gómez, se logró la libertad deseada.

Días terribles aquellos, las ideas liberales del PRD crearon temores, pero germinaron en la conciencia de las más diversas clases sociales de la sociedad dominicana, en los obreros, chiriperos, en los campesinos, en los estudiantes, los profesionales, los comerciantes e industriales.

Después de la tiranía, en 1963, el 27 de febrero, con el respaldo de la mayoría del pueblo, el PRD, con don Juan Bosch como candidato, ganó abrumadoramente las elecciones.

Pero, a los siete meses de vigencia de aquel ensayo democrático, los sectores conservadores y retrocados, se atemorizaron ante las reformas sociales y económicas que postulaba el PRD, y bajo la amenaza del fantasma del comunismo, derrocó aquel hermoso e inolvidable gobierno democrático.

La legalidad fue conculcada, pero aquel acto bochornoso, aquel golpe militar del 25 de septiembre de 1961, inspiró y motivó aun más la lucha del pueblo dominicano.

De ahí en adelante el PRD ha luchado al lado del pueblo, hasta dar el gesto heroico de la restitución del orden constitución el 24 de abril de 1965.

Libró mil batallas en los doce años de Balaguer. Logró derrotarlo, unido a las fuerzas democráticas del país, y así traer los exiliados políticos, limpiar las cárceles de presos políticos y restaurar las libertades públicas.

Los perredeistas tienen que defender su ortodoxia. A pesar de sus errores desde los gobiernos que han dirigido, a pesar de sus vacilaciones para aplicar un programa de gobierno que disminuya la pobreza, el analfabetismo y la falta de salud, sigue contando con el respaldo y la simpatía de amplios sectores nacionales.

¿Quién podrá negarle al PRD su trayectoria revolucionaria? ¿Qué organización política se le puede comparar? ¿Cuál ha acumulado tantos méritos políticos y patrióticos?

Ante el holocausto del PLD y su gobierno, ante la actitud descarada de hacer política con los dineros de Estado, ante la conducta, como los Césares romanos, o como Luís XIV cuando asumió todos los poderes, Leonel Fernández confunde lo que es del Estado con lo que es del gobernante, corrompiendo así las funciones públicas.

Lo que hoy observamos desde el gobierno, la degeneración y corrupción no son comparables con ninguna cometida por gobierno alguno de nuestra vida republicana.

Sólo en Cuba, bajo los gobiernos de los Auténticos se vivió un estado de descomposición como el que vemos hoy en nuestro país.

Eran los años de 1933 y el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) surgido de la revolución contra la dictadura de Gerardo Machado y bajo los ideales del que forjara el Apóstol José Martí, fue prostituido desde el Poder, bajo el gobierno del presidente Ramón Grau San Martín. Tal y como se hace en este gobierno de Leonel Fernández, en aquel desde la presidencia de la República, se empleaban todos los recursos para imponer la voluntad del gobernante.

Allá, como hacen aquí ahora, se compraban dirigentes y sus convenciones obedecían más a los intereses económicos y clientelal. Se imponían desde el palacio presidencial los candidatos del presidente Grau San Martín.

Aquel partido, como el PLD de aquí, fue inspirado por un Apóstol, José Martí, pero terminó carcomido por la corrupción.

La prédica moralizante del PLD ha quedado trunca. Sólo se observa el holocausto del PLD y su gobierno.

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