Londres.- Miles de judíos británicos se manifestaron hoy en el centro de Londres para mostrar su apoyo al Estado de Israel en su ofensiva militar contra Gaza, al tiempo que culparon del conflicto a los militantes palestinos de Hamás.
La protesta en la plaza de Trafalgar, convocada por el Consejo de Diputados de los Judíos Británicos, órgano oficial de representación de esta comunidad, se inauguró con varios discursos, que fueron recibidos con aplausos y gritos por los asistentes.
Sin embargo, un pequeño grupo de judíos ortodoxos, perteneciente a la Red Internacional Judía Antisionista, y algunos palestinos se manifestaron en un extremo de la plaza separados por la Policía, contra la posición oficial y condenaron la masacre en Gaza.
El embajador israelí en Londres, Ron Prosor, señaló en su discurso que el motivo de la reunión de hoy era mostrar apoyo a los familiares y allegados en Israel y dejar clara su posición frente a los vecinos y amigos en Gran Bretaña.
"El objetivo básico del pueblo de Israel es que se le permita vivir en paz, sin violencia, sin miedo y sin terrorismo", afirmó el diplomático, para añadir que "en lugar de andar por el camino de la paz, Hamás ha llevado a su gente por la calle sin salida de la guerra".
Prosor subrayó la necesidad de "mostrar solidaridad con el pueblo de Israel, cuyas vidas se han visto amenazadas por misiles en los últimos ocho años", y con la IDF (fuerzas armadas israelíes), que "arriesgan su vida para proteger nuestro estilo de vida".
El presidente del Consejo de Diputados, el rabino Henry Grunwald, declaró por su parte que el ambiente en Londres en los últimos días, con numerosas manifestaciones contra el ataque israelí, había sido "desagradable", por lo que era importante "reclamar el espacio público" y hacer oír sus voces.
"Estamos aquí porque creemos en la paz, porque creemos en la vida y queremos paz en la vida", afirmó.
El rabino jefe, Jonathan Sacks, apuntó que "lo único necesario para evitar este sufrimiento sería que Hamás dejara de disparar cohetes a ciudadanos israelíes".
Paralelamente, uno de los participantes de la contra-manifestación, Abraham Greenberg, manifestó su oposición a la posición de Israel quemando su pasaporte de ese país y dijo a Efe que "es una vergüenza ser sionista".
Flanqueado por sus correligionarios, que consideran herética, por no estar recogida en las escrituras, la fundación en el siglo XX del Estado de Israel, Greenberg recordó que "el judaísmo es una religión, mientras que el sionismo es un movimiento político". EFE