El aumento en los precios del crudo durante el año 2007 que culminó en $147.20 el barril a mediado del año pasado, permitió el sustento de grandes subsidios directos e indirectos, incluyendo programas externos como Petrocaribe y otros de apoyo financiero a países “amigos” en Latinoamérica. Sin embargo, la canasta del crudo venezolano se derrumbó en un 70%, a $37.62, el barril entre el 18 de julio 2008 y el 9 de enero 2009. El petróleo representa el 93% de las exportaciones del país y cubre el 50% del presupuesto nacional.
Debido al control de cambio, existen en el país dos mercados cambiarios, el oficial y el extraoficial o “paralelo”. El 9 de enero 2009, la tasa de cambio oficial, controlada por las autoridades monetarias, era de $1= Bol. US$2.15, mientras que el dólar en el mercado paralelo que funciona en base a la oferta y demanda, era de $1= Bol. US$5.57.
Los precios al consumidor aumentaron un 31.8% el año pasado, siendo el índice de inflación uno de los más acelerados en el mundo. La reducción en la recaudación de dólares como resultado de la caída en el precio del crudo, combinada con la disminución en las exportaciones del producto, resultado de una contracción en la demanda y los recortes forzosos en la producción impuestos por los acuerdos de la OPEP, ha obligado al gobierno a restringir la disponibilidad de dólares en el mercado oficial. Esa medida obliga a los importadores a recurrir al mercado paralelo con lo cual se prevé un aumento sustancial en el precio de los artículos y por ende en la tasa de inflación.
El Presidente Hugo Chávez ha declarado que no modificará el sistema de fijación de la tasa de cambio “oficial”, lo cual significa que para mantener su popularidad, se reserva la posibilidad de devaluar la moneda en forma sorpresiva según lo considere conveniente. De hecho la reducción en el volumen de dólares disponible en el mercado “oficial”, crea una devaluación acelerada en el mercado “paralelo” o libre, de manera que el efecto sigue siendo igualmente negativo.
Es de esperar que los dólares a la tasa “oficial” se destinen principalmente a la importación de medicamentos; comestibles y maquinarias industriales, para no poner en riesgo el resultado deseado del referéndum en marzo o abril con lo cual el Presidente Chávez aspira a extender su mandato a partir del 2012. El 31 de diciembre 2008 el gobierno recortó en un 50% los dólares que los venezolanos pueden adquirir para viajar al exterior, y se anticipa que se reducirán los dólares disponibles para la importación de artículos de consumo como los vehículos; componentes eléctricos y otros bienes de lujo. Entre el 2005 y 2008 las importaciones aumentaron en más de $47,000 millones, según el Banco Central.
Cuando el gobierno impuso el control de cambio en 2003, los corredores de bonos venezolanos comenzaron a cambiar títulos en dólares por bonos locales en Bolívares a una tasa flotante paralela, con el propósito de aumentar la liquidez de dólares en el mercado local. Es posible que se introduzcan tasas de cambio múltiples, similar a las adoptadas en la década de los ochenta cuando el Bolívar se devaluó por primera vez en 22 años durante cuyo periodo se sostuvo en 4.29/4.30 por dólar.
Con una calificación de riesgo país en el rango “B”, tanto de Moody’s como de Standard & Poors, y la actual situación de deterioro, el costo de obtener recursos por vía de la emisión de bonos soberanos se dificulta y resulta muy costosa. Por ejemplo, el precio del bono venezolano con vencimiento en el 2027 con un interés de 9.25% ha depreciado un 32.8% desde setiembre del año pasado, resultando en un rendimiento del 16.041%. Ese rendimiento refleja lo que los compradores consideran es un precio justo por asumir ese riesgo.
El dilema para el Gobierno es que si se mantienen los precios actuales del petróleo, se verá obligado a devaluar el Bolívar, salvo que reduzca masivamente el gasto público, lo cual sería contraproducente y por supuesto inaceptable para sostener la política populista del Presidente Chávez.