Cuando el grupo de pilotos de combate negros de la Segunda Guerra Mundial llamados los Tuskegee Airmen fueron invitados al desfile de la toma de posesión hace dos décadas, pocos conocían de sus heroicas acciones de guerra.
Pero los tiempos cambian. El martes, los últimos Tuskegees que quedan con vida, entre ellos tres del sur de la Florida, asistirán con una invitación especial a la toma de posesión del presidente electo Barack Obama. Esta vez serán homenajeados como pioneros que allanaron el camino al primer comandante en jefe del país.
"Es un gran honor que nos hayan invitado», dijo Richard Rutledge, ex suboficial que vive en Plantation. "Esperamos que no nieve o llueva, pero sí sabemos que habrá frío».
Antes que Martin Luther King Jr. pronunciara su famoso discurso y Rosa Parks se negara a darle un asiento a un blanco, los Tuskegee se atrevieron a pilotar. Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 400 pilotos negros fueron despachados al frente y regresaron con casi mil medallas militares.
Su valor ayudó a probar que los negros tienen la inteligencia y el coraje necesario para ser pilotos de combate, al mismo nivel que sus colegas blancos, lo que ayudó a que el presidente Harry Truman decidiera integrar racialmente el Ejército.
La naturaleza histórica de los Tuskegees todavía puede parecerle cosa rara a Rutledge. En esa época, Rutledge, quien se había integrado al campamento de entrenamiento del escuadrón en Tuskegee, Alabama, en 1941, pensó que no estaba haciendo nada extraordinario.
"Originalmente, no sabíamos que éramos parte de la historia o que estábamos haciendo historia. Solamente cumplíamos nuestro deber», dijo. "¿Así que cómo me siento ahora? Feliz de ser parte de este capítulo de la historia de Estados Unidos y de los negros».
El teniente coronel retirado Eldridge Williams agregó que la situación era tan tensa que resultaba difícil ver el futuro.
"Lo principal era pasar por la academia de aviación», dijo Williams, quien vive en Kendall. "Y fue una batalla brutal.".’
La historia de los Tuskegee no se convirtió en leyenda hasta 1995, cuando HBO produjo una película sobre el escuadrón. Para entonces, la mayoría tenía entre 70 y 80 años.
Doce años después, el presidente George Bush condecoró a los pilotos sobrevivientes con la Medalla de Oro del Congreso, la condecoración civil más importante de la nación.
Nadie sabe a ciencia cierta cuántos miembros del escuadrón están vivos. Williams, quien lideró el capítulo miamense de los ex miembros de los Tuskegees, calcula que unos 300 pilotos, mecánicos y gerentes todavía viven.
Ahora en el ocaso de su vida, siguen siendo un grupo activo. Todos los años celebran una convención y el capítulo miamense se reúne mensualmente en la Universidad Memorial de la Florida en Miami Gardens, donde discuten cómo hacer que los jóvenes se interesen en la aviación.
Cada uno ha tenido su papel en la historial. Williams ayudó en la integración de Miami Beach.
Rutledge fue juez de la Corte Suprema de Nueva York. Y Leo Gray, cuando era piloto, voló con el legendario líder del grupo, el general Benjamin O. Davis.
En las fuerzas armadas de la época se acostumbraron al desprecio de sus compañeros de armas blancos y a que dudaran de sus capacidades. Como el presidente electo Barack Obama, ellos también escucharon que no tenían la experiencia necesaria. Después de hacer frente a los prejuicios, los tres dijeron que comprenden los retos que enfrenta Obama lo suficiente como para darle un consejo.
"Cumpla su deber y le irá bien», dijo Gray. "No sólo [Obama] habla correctamente, sino que es un buen pensador. . . . Uno sale adelante cuando se se concentra en la tarea por delante».
Los tres Tuskegees miamenses pagan de su bolsillo el viaje a Washington, pero no se quejan. Es una ocasión que no se perderían por nada.
El presidente Bush padre recibió una reacción diferente cuando los invitó al desfile inaugural en 1989. Declinaron diplomáticamente, diciendo que a su edad no les era posible.
"Dijimos que no, que estábamos muy viejos», recordó Gray.
El personal de Bush entonces les preguntó si estaban dispuestos a desfilar en un camión. La respuesta fue: "No, hay mucho frío».
A final de cuentas aceptaron desfilar en carros con calefacción detrás de otros oficiales militares.
Cuando pasaron frente a las cámaras de televisión, recordó Gray, las grandes cadenas de televisión se fueron a comerciales. La gente no sabía quiénes estaban desfilando.
A Gray le encanta esa historia porque es un recordatorio de lo lejos que han llegado.
"Todo esto fueron sólo pasos en el camino», dijo Gray. "Alguien [Obama] ha llegado a la cumbre. El tiempo dirá cuán lejos llega, si más [afroamericanos] serán capaces de llegar a presidente. Pero al menos llegaron a la cumbre».