Recientemente, un amigo empresario me comentó que le llamó la atención un tema introducido en un encuentro social.
Me relata ese amigo que uno de los presentes, entre los cuales habían gente de mucho poder económico, altos jerarcas militares, policiales, y personas que califican socialmente en voz alta dijo que hay dos tipos de seres humanos, los ciudadanos y los sujetos.
Según el exponente, el ciudadano tiene un gran caudal económico, usa jeepetas Horme, carros Jaguar, Mercedes, Lamboyine, mansión en Cap Cana, La Romana, jeep privado, yate, finca e influencia en el poder, y la sociedad.
El sujeto era la persona que no tenía nada de esto, vivía en la pobreza y era un hombre de a pie.
Le faltó al disertante social decir que el ciudadano de hoy es un hombre que fue sujeto, pasó a ocupar en cargo importante en el gobierno, el sector bancario y en el empresarial acumulando riqueza por medio de la corrupción, y el narcotráfico.
Entre tanto, el sujeto es un hombre de pueblo que estudia, es honesto, se supera, forma una familia, educa a sus hijos para que sean profesionales y con base a un sacrificio mantiene una vida digna.
Es lo que se define como un hombre o mujer nueva, que no es egoísta, propicia la solidaridad, siempre actúa partiendo de la verdad, la justicia, la equidad y sirve a los demás.
Actualmente, existen ciudadanos cuya única carta de presentación es la riqueza muy mal habida por cierto, porque no se detiene por nada, porque su forma de existir es dinero, dinero y más dinero.
Estos ciudadanos son los responsables de graves problemas que afectan al país, pues en todos los gobiernos desfalcan las arcas nacionales, pactan en las campañas y una vez en el Palacio Nacional, se hacen los locos y aceptan todo, en función de que una vez salga y suba el otro, sea un intocable donde no llega el brazo de la justicia, que cuando suele aplicarse, las clínicas se convierten en cárceles y las cárceles en hoteles cincos estrellas.
Son ciudadanos y ciudadanas de la República.
Y los que pagan las impuestos, cogen pela para vivir, ejercen el voto, eligen diputados, senadores, síndicos, regidores y el premio mayor de presidente de la República son unos pendejos y sujetos centro de burla de esos llamados ciudadanos y ciudadanas.
Prefiero ser un sujeto libre, que duerme tranquilamente, se adapta a la realidad, administra los recursos que obtiene trabajando honestamente, puede salir a la calle con la frente en alto sin arrepentirse de lo que fue y es, un hombre y una mujer llena de optimismo, dignidad y fe en el futuro.
Dejemos esos ciudadanos y ciudadanas que gocen sus vidas, eso si, asuman sus responsabilidades para cuando llegue el momento de responder, como es el caso de Quirino Ernesto Paulino Castillo, con sus extradiciones y el caso de Paya, Baní con su vicariato perneado por un tumbe que traerá sus consecuencias, y en la segunda vuelta de extradiciones, orgullosamente digan soy un ciudadano, no un sujeto.
Que siga la vida y quien siembra su maíz que se como su pilón, su majarete, arepa y todo su maíz porque por algo lo sembró.