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Deportaciones se convierten en un dolor de cabeza

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Santiago.- Los haitianos indocumentados que repatrían las autoridades de Migración de Santiago juegan al “gato y al ratón”, con los inspectores de ese organismo, pues muchas veces cuando son transportados a su país regresan a esta ciudad, primero que las autoridades.

La semana pasada inspectores migratorios auxiliados por miembros del Ejército Nacional, deportaron a 87 haitianos, entre ellos 15 niños que fueron arrestados mientras pedían limosnas, lustraban los cristales de los vehículos y zapatos.

Sin embargo, para sorpresa del personal que se dirigió a la frontera a entregar a los inmigrantes ilegales a las autoridades de su país, muchos ya estaban en el mismo lugar donde fueron recogidos haciendo lo mismo.

“Increíble, nosotros fuimos a la frontera y entregamos a las autoridades haitianas esos inmigrantes, en el camino de regreso a Santiago hicimos una pequeña parada para comer algo, pero cuando llegamos ya todos los haitianos estaban aquí, llegaron primero que nosotros”, dijo uno de los inspectores de Migración.

Algunos de los inspectores de Migración cuentan que cuando apresan haitianos en las redadas, muchos se burlan de ellos y les manifiestan que pierden su tiempo, al advertirle que regresarán primero a Santiago que ellos mismos. “Y así es”, lamentó.

Los menores de nacionalidad haitiana dicen que cuando son enviados a Haití, en Juana Méndez nadie los quiere y que la Policía y otros organismos los recogen y se los entregan a instituciones que funcionan en ambos lados de la frontera, quienes proceden de inmediato a negociar con transportistas para que los trasladen de nuevo a su destino.

Un oficial de Migración en Juana Méndez (Haití), al recibir junto a miembros de la Policía a los haitianos indocumentados que repatriaron la semana pasada a su país, proclamó, “bueno ustedes tienen que volver para el mismo lugar donde los recogieron, aquí tenemos demasiados problemas, no hay mucho para los que están y menos para los que llegan, aquí hay regla y no queremos gentes deambulando por las calles”, enfatizó.

Un niño de ocho años de edad identificado como Pitilin dijo que desde hace seis meses pernocta las calles de |Santiago, porque su padre murió en Trou del Nort (Haití) y que su madre se casó con otro hombre, el cual lo golpeaba.

“Mi mamá entonces me vendió a un patrón que también me maltrataba y una gente buena me ayudaron junto a otros haitianos a venir a Santiago, quiero regresar para verla, pero no me dejan”, se quejó.

El menor sostiene que en ese tiempo ha sido deportado nueve veces, pero que el mismo día ha regresado, porque en Haití no es como aquí. “Allá en vez de darte comida te maltratan, nadie te quiere, pero quiero ver a mi mamá aún sea por última vez”, narra el menor, mientras irrumpía en llantos.

El subdirector de Migración en la zona Norte, Juan Isidro Pérez, dijo que ese organismo conjuntamente con la Policía Nacional daban seguimiento a una red que se dedica a traficar niños y niñas desde Haití para ponerlos a pedir limosnas en las calles.

Organizaciones dominicanas y haitianas que operan en ambos lados de la frontera, entre ellos Solidaridad Fronteriza y el Servicio Jesuíta para los Migrantes Refugiados en reiteradas ocasiones han denunciado la situación.

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