Bogotá,(EFE).- Descontadas las ya previstas ausencias de algunas estrellas rentadas y otras que han de producirse por el camino, cada vez que dos equipos de béisbol salten a la grama para disputarse la victoria en la segunda versión del Clásico Mundial casi habrá más millonarios en el terreno que en Manhattan.
Es un decir pero, cuando se habla de dinero y del torneo que reunirá a 16 equipos entre el 5 y el 23 de marzo, no hace falta ser ejecutivo de Wall Street para calcular que la crisis financiera que trae de los nervios a la mitad de los 6.000 millones de no pobres del planeta puede convertirse en un problema para la fiesta.
En la edición de 2006, que conquistó Japón, el evento logró rentabilizar los casi 50 millones de dólares de organización y contribuyó a poner al béisbol en el centro de la atención con una verdadera ‘Serie Mundial’ con presencia de los mejores jugadores.
Si uno de los más apremiantes propósitos de los organizadores es llevar al juego de las ‘bolas y los strikes’ a mayores audiencias, ingenuo sería no pensar en dólares sobre algo relacionado con las Grandes Ligas.
Según el reglamento que rigió en el I Clásico, el 47% de las ganancias se destina para pagar los premios, el otro 53% restante se reparte entre la Major League Basebal (MLB), la Major League Baseball Players Association (MLBPA), la International Baseball Federation (IBAF) y las organizaciones profesionales participantes.
Si hace tres años el negocio tenía futuro, hoy la fuerte recesión que viven las mayores economías del mundo, principalmente la de Estados Unidos, ha espantado a los espectadores. Y lo que es peor, a los grandes anunciantes de los eventos deportivos.
El caso más reciente es el del ‘Super Bowl 43’, que sufrió con la austera decisión de General Motors, Ford y otros colosos de no contratar anuncios publicitarios durante la transmisión de este evento típicamente estadounidense, conquistado el domingo pasado por los Acereros de Pittsburgh por sexta vez en la historia.
Los promotores del segundo Clásico Mundial creen, sin embargo, que la crisis no impactará negativamente en la competición, que depende del entusiasmo de los aficionados y la comercialización de artículos promocionales, tanto como de los patrocinadores, para recuperar la inversión y gozar de algún margen de ganancia.
Alejandro Hutt, de la empresa Alhuva Promociones, principal organizadora del torneo en México, descartó que constituya un problema el costo de los boletos -entre 80 y 450 dólares-, mientras que el vicepresidente de Operaciones y Eventos Especiales de las Grandes Ligas, Laurel Prieb, se mostró confiado del éxito.
En el país azteca, única sede donde se conocen datos, a mediados de enero los hinchas habían adquirido para cada partido una media de 15.000 entradas de las 27.000 del aforo del estadio Foro Sol de la Ciudad de México. Una tibia tendencia que tiene a los promotores cruzando los dedos.
Desde hace un par de semanas, las libretas de boletos para la primera ronda del Clásico, que incluyen una entrada para cada uno de los seis juegos programados en cada estadio, están a la venta en ‘WorldBaseballClassic.com’, ‘LasMayores.com’ y ‘MLB.com’, los sitios oficiales de Major League Baseball.
La oferta en dichos portales también se extiende a paquetes que ofrecen boletos de ida y vuelta, entradas a estadios y alojamiento en las ciudades donde se jugarán las fases de grupo, así como las de las semifinales y la gran final, en Los Ángeles.
Un gran negocio que sí parece cerrado es el de la televisión.
La cadena ESPN contrató todos los derechos de retransmisión tanto en español como en inglés y de radio del evento, para una audiencia potencial de 24 millones de personas.
ESPN consiguió, además, los derechos digitales, que incluyen la transmisión en vivo de los partidos a través del portal en internet ‘ESPN360.com’, un soporte a donde han migrado gran parte de los anunciantes.
Como evento deportivo y negocio, el Clásico continúa teniendo su mayor activo en las estrellas de las Grandes Ligas comprometidas a participar con sus equipos nacionales. Y la confirmación definitiva será el mejor incentivo ante la recesión.
El torneo comenzará el 5 de marzo en Tokio con el Grupo A, compuesto por China, Taiwán, Japón y Corea del Sur, mientras que en el B quedaron emparejados Australia, Cuba, México y Sudáfrica para jugar a partir del día 8 en Ciudad de México.
Canadá, Italia, Estados Unidos y Venezuela, jugarán por la llave C en Toronto y San Juan desde el 7 de marzo. Puerto Rico será el anfitrión del Grupo D junto a República Dominicana, Holanda y Panamá.