El cadáver de doña Cándida Oviedo viuda Amaral, madre de Brunilda Amaral, sobreviviente de la masacre del 9 de febrero del 1966 frente al Palacio Nacional, cayó al pavimento del cementerio de la avenida Máximo Gómez, al desprenderse los soportes cuando se cargaba para darle sepultura.
Los presentes en el sepelio, efectuado el pasado martes a las 4:00 de la tarde, reaccionaron horrorizados, mientras los miembros del Comité Permanente 9 de Febrero rodearon a Brunilda para que no presenciara la escena.
El licenciado Marino Santana, uno de los que llevaba los restos mortales de doña Candida, cuando se quedó con uno de los soportes en las manos, se paralizó prácticamente petrificado.
Las damas de la Asociación de Protección a los Envejecientes recogieron los restantes manubios en manos de amigos que llevan hasta su última morada a la dama.
El féretro vendido en la funeraria SAVICA por veinte mil pesos, fue fabricado usando cartón en vez de madera. En la oficina de SAVICA en principio querían cobrarle a Amaral treinta mil pesos, por el ataúd de madera y los servicios funerarios.
Dirigentes del Comité Permanente 9 de Febrero y la Fundación de Protección a los Envejecientes reclamaron que se realice una investigación para establecer responsabilidades con los responsables de esta práctica de ofertar ataúd de manera cuando es de cartón.
La señora Oviedo de Amaral fue fundadora del Movimiento Revolucionario 14 de Junio y tuvo una destacada participación en la lucha en defensa de la soberanía nacional, luego de la intervención militar del 1965.