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A Scott Boras no le han salido las cosas como esperaba con Manny

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La temporada de la Ornilla Caliente de Grandes Ligas comenzó en noviembre, con el ritual anual conocido como los Juegos Olímpicos de Scott Boras. La lista de eventos de alto perfil incluye camino de cuerda ajustada, salto el alto retórico, negociaciones de receptores sincronizadas, y la maratón de preparación de salario arbitrario.

Y ahora las preliminares dieron paso al primer deporte de espectadores de béisbol de fin de enero: la observación de búsqueda de empleo de Manny Ramírez.

Con una semana restante antes del entrenamiento de primavera, Boras aún transmite ese sentido de tranquilidad que lo hace tan extraordinario y por momentos tan irritante para los clubes. Aún piensa y habla en de grandes contratos en un mercado resistente a la energía y a los susurros de los pretendientes ‘misteriosos’.

"Manny Ramírez es un extraordinario jugador de franquicia que gana dinero para los equipos", dijo Boras. "Cuanto más se acercan los equipos al entrenamiento de primavera, son más concientes acerca de quiénes son sus competidores, y eso hace que el grupo mandatario evalúe la situación. Así es como funciona".

Como el agente más prominente del juego, Boras ha tenido un invierno complicado a pesar de sus estándares precisos. Su rating en aprobación del público ronda en el territorio de Dick Cheney. Pero contrario a la sabiduría popular de que sería marginado tras las extrañas negociaciones de Alex Rodríguez con los Yankees el invierno pasado, Boras nunca ha perdido la capacidad de permanecer como titular en los periódicos.

La situación hizo pico justo antes de la Navidad cuando Boras negoció un contrato de ocho años por un valor de US$180 millones por el primera base Mark Teixeira con los Yankees. El proceso generó resentimiento en Boston e incentivó a The Boston Globe a escribir un editorial. De todas maneras, Teixeira se quedó con el cuarto contrato más oneroso en la historia de Grandes Ligas.

Los escépticos que sugirieron que Boras estaba haciendo anillos de humo con Derek Lowe dieron golpe en tierra hace dos semanas. Entre las especulaciones de que Lowe se conformaría con poco tras que CC Sabathia y A.J. Burnett se comieran todo el presupuesto de Nueva York, los Bravos de Atlanta entraron en escena y firmaron con Lowe (36 años de edad) a un contrato de cuatro años por un valor de US$60 millones.

De todas maneras, ha sido un invierno frío y complicado para el béisbol, y docenas de agentes tomaron consuelo quejándose de los miserables propietarios. Boras, para todo lo que implican sus recursos y visión estratégica, no está inmune de las fuerzas del mercado, la economía en declive, los riesgos de ir más allá de las posibilidades y una tendencia de los equipos que eligen jugadores jóvenes a expensas de no gastar en grande por veteranos.

Como resultado, algunos de sus planes iniciales se vieron truncados. Intentó vender a los equipos un creativo trato estilo Magglio Ordóñez por el tercera base Joe Crede, pero varios clubes están tan escépticos acerca de la espalda de Crede, que parece que tendrá que aceptar un contrato de un año con los Mellizos, los Gigantes o algún otro equipo.

El cliente de Boras, Garret Anderson tuvo que pararse en fila junto a Bobby Abreu, Adam Dunn, Ken Griffey Jr. y los demás jardineros zurdos. Andruw Jones, soltado por los Dodgers, es tan malo que los Bravos no lo van a tomar. Iván Rodríguez aún se considera un jugador a tiempo completo y tiene su corazón puesto en llegar a los 3.000 hits, pero no es muy apreciado a los 37 años.

Y el afán de Boras de aterrizar tratos para Ramírez y Jason Varitek se ve cada vez más dificultado. Las negociaciones de Varitek llegaron a una conclusión satisfactoria recientemente cuando el receptor de Boston llegó a un acuerdo por un año y $5 millones con opciones duales para el 2010. ¿Valió la pena el esfuerzo? Boras probablemente diría que sí, pero forma parte de la minoría.

Varitek mostró síntomas de decaimiento la temporada pasada, cuando tuvo marca de slugging de .359 y promedio de bateo de .201 desde el costado izquierdo del plato. Los Medias Rojas le habían ofrecido arbitraje con la intención de traerlo de regreso para el 2009 a un salario de $11 millones. Pero Varitek rechazó la oferta, luego se enfrentó al mercado donde los equipos tenían cero interés de ceder selecciones del sorteo por un receptor de 36 años de edad.

En el pasado, Boras ha aceptado arbitraje por jugadores como Barry Bonds y Greg Maddux, jugadores superestrellas saliendo de temporadas destacadas, con la teoría de que no existía riesgo y que podía extender un contrato de un año a uno de largo plazo. Pero en general, Boras es reticente a decir que sí con jugadores que están saliendo de malos años porque los tratos de arbitraje no están garantizados.

Lo que nos trae a la regla ‘Todd Walker’. Walker, el ex segunda base de las mayores, ganó un premio de arbitraje salarial de $3,95 millones de los Padres en febrero de 2007. Subsecuentemente, San Diego lo dejó ir en el entrenamiento de primavera, ahorrándose $3 millones en el proceso, y Walker presentó una queja contra el club.

Boras y Varitek privadamente dijeron que temían un caso similar en Boston — que los Medias Rojas llevarán a Varitek al campamento, para luego soltarlo y sólo ser responsables por un cuarto o un sexto de su salario en ‘pago de terminación’ si eran capaces de realizar un trato con Arizona por Miguel Montero o con Texas por Jarrod Saltalamacchia o Taylor Teagarden.

A fin de cuentas, Varitek permanecerá en Boston por un decimotercer año y posiblemente una decimocuarta temporada, que es lo que más importante. Y cuenta con $8 millones en dinero garantizado. Pero mucha gente en el béisbol cuestionará si Boras empujó esto más de la cuenta a causa de su premisa defectuosa — que los Medias Rojas realizarían una movida tipo Todd Walker con su venerado capitán de equipo.

Mientras aguarda la conferencia de prensa de celebración, Varitek ahora puede tomar resguardo sabiendo que está camino a Fort Myers, Florida en dos semanas para la Liga de la Toronja. Las conversaciones de Boras sobre Manny Ramírez, en contraste, son una comedia de televisión sin créditos al final.

Los Dodgers le ofrecieron a Ramírez un trato de dos años por un valor de $45 millones a comienzos de noviembre, luego se echaron atrás 10 días más tarde cuando Boras se negó a responder. Lo único que tenemos claro es que las dos partes siguen manteniendo la comunicación, y los Dodgers aún parecen ser los primeros en la lista.

"Nos seguimos comunicando con Scott y aún estamos interesados en Manny", dijo el gerente general de los Dodgers Ned Colletti. "Nos damos cuenta de todo lo que hizo por la ciudad y por el club".

Mientras tanto, no hay evidencia que apoye que Boras y Ramírez hayan perdido interés en un trato de cuatro años por un valor de sobre $25 millones anuales. Pero eso no puede darse en la ausencia de competencia.

Mientras que Boras es un experto a la hora de presionar botones y manejar las situaciones a su favor, le está costando tracción con Ramírez.

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