Washington (EFE).- La pobreza se elevará en América Latina entre un 10 y un 15 por ciento este año, al tiempo que se perderán 4 millones de empleos si no hay una respuesta contundente a la crisis económica, alertó hoy Rebeca Grynspan, una alta funcionaria de la ONU.
La región necesita urgentemente una inyección de dinero público para evitar que se pierdan los avances sociales logrados en los últimos años, dijo a la prensa Grynspan, directora para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
"Mi preocupación es que aparte de los gobiernos más grandes, las economías pequeñas y medianas no pueden hacer frente a un shock de esta magnitud", señaló.
Grynspan calificó de insuficientes los préstamos adicionales extendidos por el Banco Mundial y otros organismos internacionales, y pidió un incremento de los recursos para la región.
Si no hay una respuesta más enérgica, las consecuencias serán muy graves. Explicó que las previsiones "optimistas" apuntan a que la región crecerá este año tan sólo en torno al 1 por ciento.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo, augura un crecimiento del 1,1 por ciento y el banco de inversión Goldman Sachs del 1 por ciento.
Eso significará una pérdida de cuatro millones de empleos, así como un crecimiento de los trabajos informales y mal remunerados, que colocarán a siete millones de trabajadores en una situación precaria, dijo Grynspan.
Además, el porcentaje de pobres pasará del 35 por ciento de la población hasta entre el 38 y el 40 por ciento, lo que supone una vuelta a la tasa de 2005.
En 1980, antes de la crisis de la deuda de esa década, el índice de pobreza también rondaba el 40 por ciento. "Hemos tardado más de 25 años en recuperarnos", se quejó Grynspan, quien fue vicepresidenta de Costa Rica entre 1994 y 1998.
La funcionaria de la ONU colocó los planes anticrisis de Brasil y México como modelos para la región, porque contienen ayudas para las familias pobres y para el sector financiero.
No obstante, advirtió que los programas anunciados por los gobiernos dejan de lado los trabajos destinados a los jóvenes y el empleo femenino, por su énfasis en la inversión en infraestructura, donde la mayoría de la plantilla es masculina.
La mejora en el perfil de la deuda de la región hace menos vulnerables a sus Gobiernos a la restricción de crédito que en el pasado, según los expertos.
Sin embargo, su gran debilidad son las grandes empresas que se financian en los mercados internacionales, principalmente las brasileñas y mexicanas, dijo Grynspan.
Ellas enfrentarán dificultades para renovar sus préstamos y se verán obligadas a captar dinero en los mercados internos, lo que reducirá el crédito para otras compañías de menor tamaño, alertó la experta.
Pero no todo es negativo en la actual coyuntura, a su juicio. La depreciación de las monedas latinoamericanas frente al dólar ofrece una oportunidad para diversificar la economía y superar la dependencia de la exportación de las materias primas, pues abarata sus productos, dijo.
Además, aminora el impacto de la caída de las remesas, pues el cambio el dinero que envían los emigrantes supone una ayuda mayor para sus familias con una moneda desvalorizada.
Grynspan urgió a los países de la región a aprovechar el momento para invertir en infraestructura, educación e investigación, lo que ampliará su base económica a largo plazo.
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