El hecho de que todavía el Departamento de Persecución contra la Corrupción Administrativa (DPCA) no tiene dirección definitiva, está siendo tema de debates en círculos sociales y políticos de la República Dominicana, se entiende que la lucha contra ese flagelo no es prioridad de la actual administración peledeísta.
Muchos alegan que es un claro mensaje de complicidad de las actuales autoridades, algunos de ellos protagonistas precisamente de grandes escándalos de corrupción en la administración pública, y que no han sido condenados por la ineficacia de las legislaciones.
La situación evidencia también que a Octavio Líster, ex titular del DPCA, le costaron el puesto sus declaraciones de que “en el actual gobierno hay corruptos difíciles de descubrir, debido principalmente a las debilidades con que la Cámara de Cuentas practicaron las auditorias”.
Deducen que el señor Octavio Lister fue destituido del DPCA de un “pique”, porque un departamento tan importante, aunque inoperante en la República Dominicana; no debe permanecer acéfalo ni siquiera 24 horas.
El actual director, Otoniel Bonilla, por su condición de interino, no se atreverá a iniciar nuevas investigaciones de casos de corrupción que puedan llegar al DPCA, como tampoco darle continuidad a los tantos ya engavetados.
Bonilla, cuya posición real dentro del DPCA es la de sub-director, espera que en cualquier momento llegue el sustituto de Octavio Lister, y por eso él, al igual que los empleados del organismo, guardan silencio al respecto.
La mañana de este jueves, las actividades administrativas en el DPCA se realizaban con toda normalidad, y hasta el momento no se barajan nombres para ocupar la posición. En ese sentido, coincidieron empleados consultados.
No obstante, funcionarios y empleados se mostraban reservados o esquivos al momento de DominicanosHoy.com presentarse en el organismo.
La designación de Octavio Líster como embajador dominicano en Guatemala, se realizó a través del decreto número 71-09 emitido el 29 de enero, pero aún no se ha designado a nadie en su lugar en el Depreco.
El fenómeno de la corrupción o enriquecimiento ilícito en la administración pública dominicana ha alcanzado dimensiones desproporcionadas producto de una voluntad política permisiva ante la depredación del erario público.
En la República Dominicana, los escándalos se suceden uno y otro tras otro, como los capítulos de esas series televisivas que parecen no terminar nunca y que mantienen en vilo a quienes se someten a la interminable rutina de verlas diariamente.
Hace poco el ex fiscal del Distrito Nacional, Guillermo Moreno, dijo que el liderazgo del presidente Leonel Fernández funciona en base al clientelismo y la corrupción.
Esta semana, la Conferencia del Episcopado Dominicano se mostró preocupada por los últimos acontecimientos que han producido “escándalos” en el país, y proclamó la necesidad de evangelizar a la nación para poner en alto los valores culturales, “en este tiempo de tanta incertidumbre”.
Aunque no entraron en detalles sobre los acontecimientos ocurridos, y que prometieron hablarán oportunamente, los obispos estiman necesario evangelizar a los empresarios, los funcionarios gubernamentales, la fuerza del orden público y el poder judicial, la población urbana y rural, las familias, los jóvenes e inmigrantes.