La noticia ha ocupado las primeras páginas de algunos medios nacionales e internacionales: “Estados Unidos podrá deportar a más de 30 mil haitianos. El presidente Preval intenta detener el regreso masivo”.
Los miles de nativos de la hermana tierra haitiana se encuentran en un centro de detención, en territorio norteamericano, en espera de que sean regresados a su país. Pero, el mandatario René Preval bloquea la medida, bajo la justificación de no tener posibilidades para recibirlos.
La deportación tiene que ver con la violación de las leyes migratorias estadounidenses y aún cuando Preval pidió al entonces presidente George W. Bush, a finales de 2008, que instituyese un estatus especial para los emigrantes haitianos, debido a la gran crisis económica y desde todo punto
de vista que vive Haití, la orden de extradición de los más de 30 mil hombres y mujeres está en pie.
Puerto Príncipe intenta negociar con Washington mantener la protección temporal de los emigrantes haitianos en el país; pero, las condiciones de recesión que vive el gran coloso del norte, mantienen una especie de barrera a quienes puedan agudizar o desestabilizar más su economía.
Es cierto que las leyes migratorias deben ser cumplidas o los desórdenes migratorios se excederían y no habría manera de mantener un control. Pero, ¿no es eso lo que ocurre con la República Dominicana?
Haití es una triste mancha en las conciencias, sobre todo de las potencias que hace siglos bebieron de sus riquezas y colonizaron sus territorios. Luego, la vida ha sido dura, difícil para esta nación que prevalece con índices de pobreza y situaciones sociales inenarrables.
La República Dominicana tampoco exhibe índices que convenzan, ni mucho menos, en cuanto a su desarrollo social y, a pesar de las muchas críticas internacionales, es en su territorio que se refugia una buena parte de haitianos y haitianas en busca de mejores condiciones de vida. ¿Qué va a ocurrir con los más de 30 mil que llegaron a Estados Unidos, quién sabe de qué manera? ¿Se cumplirá la deportación o conseguirá el gobierno de Puerto Príncipe que se mantengan en territorio norteamericano hasta que puedan ser recibidos?
Pero, la pregunta final es ¿cómo pueden ser recibidos de donde salieron, si cada día la miseria se agudiza en Haití?
Quizás muchos organismos internacionales puedan comprender un poco más ahora lo que ocurre con la nación dominicana y el problema haitiano, que no es de hoy, ni de ayer, sino de hace mucho tiempo y sigue…