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Dice plan de estímulo es solo inicio de recuperación

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Washington.- El presidente Barack Obama afirmó hoy que su plan de estímulo de 787.000 millones de dólares es apenas "el primer paso" en el difícil camino hacia la recuperación económica del país.

El "camino que tenemos por delante es largo y está lleno de peligros", dijo Obama durante su acostumbrado discurso sabatino difundido por radio e internet.

Además, reconoció que un reto paralelo de su Gobierno es controlar la "explosión" del déficit presupuestario.

El plan de estímulo, promulgado el martes pasado, es el "más profundo de la historia", pero "es apenas el primer paso en el camino a la recuperación económica", afirmó el mandatario.

"Y no podemos dejar de completar ese camino", enfatizó Obama, que lleva un mes en el poder.

Para el mandatario, el camino es tortuoso porque EE.UU. afronta, simultáneamente, una crisis inmobiliaria, un sistema bancario que requiere estabilización, la necesidad de flexibilizar el crédito a consumidores y negocios, y la urgencia de reformar el sistema que regula al sector financiero.

Ante ese rosario de retos, Obama advirtió de que ningún elemento del plan de estímulo podrá, por sí solo, responder a todos los problemas que heredó su Gobierno, sino que todas las piezas van de la mano.

El plan aprobado por el Congreso el pasado 13 de febrero en medio de agrias pugnas partidistas tiene como objetivo crear o preservar 3,5 millones de empleos en los próximos dos años e incluye recortes de impuestos, ayudas para los gobiernos locales y estatales, fondos para la infraestructura y para programas sociales.

La mayoría de los expertos considera que, aunque se trata de la mayor intervención del Gobierno en la economía desde la Segunda Guerra Mundial, la recuperación empezará a finales de 2009.

Eso se debe al descalabro del sector inmobiliario, la inestabilidad del mercado financiero y la continua pérdida masiva de empleos que, a su vez, ha provocado una caída en el consumo.

En ese sentido, Obama ordenó al Departamento del Tesoro que comience desde hoy a reducir los impuestos al 95 por ciento de las familias, con el propósito de incentivar el consumo, que conforma más del 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos.

Con esta orden, una familia promedio comenzará a percibir unos 65 dólares adicionales en sus salarios mensuales a partir del próximo 1 de abril, aseguró.

En virtud del plan de estímulo, los individuos recibirán un recorte tributario de hasta 400 dólares y las parejas de hasta 800 dólares, dependiendo de sus ingresos salariales.

Consciente de las críticas al plan, Obama subrayó que otra tarea de su administración será recuperar la salud fiscal del país, que por ahora adolece de un déficit de un billón de dólares.

Es un asunto que, según Obama, se abordará de lleno el próximo lunes durante una "cumbre fiscal" que agrupará en la Casa Blanca a expertos económicos, líderes demócratas y republicanos del Congreso, y representantes gremiales y de grupos cívicos.

Obama continuará su ofensiva política el martes próximo, cuando ofrecerá un discurso ante ambas cámaras del Congreso, en horario de máxima audiencia, para hablar de las "prioridades urgentes" de la nación.

El jueves presentará al Congreso su propuesta presupuestaria para el resto del año fiscal en curso, con el objetivo de lograr un plan "serio" sobre inversiones futuras, libre de excesos y con miras a "restablecer la disciplina fiscal".

En respuesta al discurso de Obama, el legislador Dave Camp, el republicano de mayor rango en el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, dijo que, si bien es cierto que las familias y negocios estadounidenses "están sufriendo", tampoco se puede salir del atolladero con dinero prestado.

Camp reiteró la queja de la bancada republicana de que los demócratas impusieron su voluntad con un plan de estímulo cuyo costo global ascenderá, a su juicio, a 1,1 billones de dólares.

Esa suma no incluye el monto destinado a ayudar a la banca y a los dueños de viviendas que afrontan el riesgo de embargo, subrayó Camp.

Los republicanos quieren trabajar con Obama para resolver los problemas fiscales de EE.UU., pero de una forma responsable que no perjudique a futuras generaciones, precisó.

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