Centroamérica y la República Dominicana afrontan con discreto optimismo el panorama de crisis en la economía mundial, debido al fortalecimiento de su política macroeconómica, la desaceleración de precios y la disminución de la inflación que se han registrado en estos países.
Esa fue la conclusión a la que llegaron hoy sus expertos económicos en el Consejo Monetario Centroamericano (CMCA), que reunió en Santo Domingo a los responsables de bancos centrales de seis naciones de la región.
El CMCA planteó que, en las condiciones actuales, es "importante" preservar la estabilidad en el sistema financiero, a través del suministro de liquidez en moneda nacional y en dólares.
"Aunque sufrimos el impacto de la caída en las exportaciones y en las remesas, tenemos la buena noticia de la reducción significativa del precio de los combustibles, así como el de la materia primera y de los alimentos, lo que nos va permitir atenuar el impacto de la crisis", afirmó el presidente del CMCA, el hondureño Edwin Araque Bonilla.
El economista dijo que esos factores positivos permitirán a los bancos centrales de la región continuar con una tasa de inflación baja y estable, "aspecto fundamental para el desarrollo de las actividades productivas".
La tarea de hacer frente a la situación incluye el expediente del endeudamiento externo a cargo de organismos crediticios como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El CMCA favorece la suscripción de acuerdos de contingencia con el FMI y el acceso a recursos "frescos" del BID, que ofrece tasas más blandas y a mayor tiempo que la primera entidad.
En ese contexto, El Salvador accedió a una línea de crédito del BID por 400 millones de dólares, mientras que Costa Rica lo hizo por 500 millones de dólares y la República Dominicana está en gestiones para poder contar también con 500 millones.
"Las condiciones actuales favorecen la inversión en la producción y el subsidio a sectores de la sociedad, que en el caso particular de Honduras se ha volcado hacia la inversión pública en la construcción", explicó Araque Bonilla.
La región no considera, ni a corto ni a mediano plazo, la implementación de una moneda única porque sus esfuerzos están encaminados a facilitar acciones en el comercio exterior y en las finanzas, así como a consolidar el protagonismo de los bancos centrales en la definición de las políticas económicas.
La República Dominicana y Guatemala, por ejemplo, valoraron sus políticas internas en cuanto al manejo de la inflación y el sostenimiento del turismo como unos de sus principios más importantes.
"Barajamos varias opciones para enfrentar la crisis en la economía mundial, tenemos un ‘plan B’ que en todo caso creemos nos permitirá controlar la inflación (…) nuestra política monetaria se mueve con holgura", afirmó el gobernador del Banco Central dominicano, Héctor Valdez Albizu.
Dijo que este año su país no prevé una disminución en las remesas porque, a su juicio, los dominicanos residentes en Estados Unidos no han sido afectados "seriamente" por la situación de crisis que afecta a esa nación.
Mientras, la presidenta del Banco Central de Guatemala, María Antonieta Del Cid, reveló que su país aumentó sus reservas internacionales hasta los 4.700 millones de dólares.
El Salvador, en cambio, fue más cauteloso debido a la "dolarización" de su economía, que la expone a un mayor "impacto" en la adquisición de divisas, consideró Luz María Serpas, presidenta del Banco Central de esa nación. EFE