Un artículo publicado en Eco Diario (el canal de información general de El economista. es), llama a la reflexión acerca de una recomendación de la ONU que habla de la posibilidad de consumir los cereales que normalmente se usan para el ganado y reciclar nuestros desechos de comida para convertirlos en alimento para los animales.
De esta manera, señala el texto en cuestión, se “podría servir para nutrir a los 3.000 millones de habitantes adicionales previstos de aquí a 2050”.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUE), sobre la crisis alimentaria, anda recapitulando espacios e ideas y en cada reunión de su consejo de administración intenta conceptos que puedan abatir la hambruna que se cierne sobre la humanidad.
El hecho de que más de la mitad de los alimentos que se producen mundialmente se pierdan, desperdicien o boten “a causa de deficiencias en la cadena alimentaria", tal y como afirmó el director del PNUE, Achim Steiner, contrasta con el número de hambrientos cada vez más creciente en el orbe.
"Más de un tercio de los cereales en el mundo son utilizados para la alimentación animal, una cifra que alcanzará el 50% de aquí a 2050", afirma la ONU.
El caso es que el PNUE está pensando en nuevas tecnologías que reciclen los desechos que emanan de la cadena alimentaria humana, para ser utilizados en la alimentación de los animales y entonces, aquellos cereales que se disponían antes para su alimentación, nutrirían a los 3.000 millones de personas que engrosarán la fila de los hambrientos en el planeta.
Se menciona, por ejemplo en el informe, el pescado utilizado actualmente para los peces en las piscifactorias, unas 30 millones de toneladas que son arrojadas de nuevo al mar anualmente, las cuales se dedicaría a la alimentación humana.
Tampoco escapan las acciones que en detrimento de la producción de la alimentación mundial tendrá el cambio climático, la escasez de agua y otros elementos degenerativos de la tierra, a la vez que se formula la necesidad de regular mejor los precios.
El lamentable dato que refleja un incremento de 40 millones de hambrientos en 2008 y que puede alcanzar la cifra de 973 millones, fue ofrecido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre ellos muchos son dominicanos.