Redacción Internacional (EFE).- Un equipo de científicos estadounidenses ha descubierto que la falta de vitamina D está relacionada con un mayor riesgo de padecer infecciones respiratorias.
En la revista "Archives of Internal Medicine", investigadores de la "University of Colorado Denver School of Medicine", del "Massachusetts General Hospital y del Children’s Hospital Boston (EEUU) explican que las personas con niveles más bajos de vitamina D en sangre padecen más infecciones respiratorias que el resto.
"Los resultados de nuestro estudio confirman que la vitamina D desempeña un papel importante en la prevención de infecciones respiratorias comunes, como los resfriados o la gripe", explica el responsable de la investigación, Adit Ginde.
El científico indica que los individuos con enfermedades pulmonares crónicas, como asma o enfisema, pueden ser particularmente propensos a las infecciones respiratorias derivadas de la falta de vitamina D.
El equipo analizó la concentración de vitamina D en sangre de 19.000 adultos y adolescentes estadounidenses a los que se había preguntado sobre las últimas infecciones que habían padecido.
Los participantes con las concentraciones más bajas de esa vitamina presentaron un 40 por ciento más de probabilidad de haber padecido una infección respiratoria que aquellos que tenían niveles normales.
Esa relación se daba en todas las estaciones y era incluso más importante en los pacientes con asma (quienes presentaban un déficit de esta vitamina tenían cinco veces más probabilidades de sufrir una infección) y con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (el doble de posibilidad de haber padecido una infección).
Los investigadores, que sugieren que la vitamina D podría ser un arma importante para ayudar al sistema inmunológico a luchar contra infecciones respiratorias comunes, indican que sus resultados necesitan ser confirmados por estudios clínicos antes de que se recomiende su uso para prevenir resfriados y gripes.
El cuerpo humano produce la vitamina D gracias a la exposición a la luz del sol y a la ingesta de alimentos como el aceite de bacalao, la leche y los huevos.