Washington (EFE).- El FMI cree que la onda expansiva de la crisis económica hará tambalear a más países en desarrollo y para echarles un cable pretende amasar una reserva de 500.000 millones de dólares, detalló hoy.
Hasta ahora, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha prestado 50.000 millones de dólares a Gobiernos con el agua al cuello y dispone de otros 200.000 millones de fácil acceso.
"En tiempos normales, tendríamos recursos perfectamente adecuados, pero éstos no son tiempos normales", dijo en una rueda de prensa Andrew Tweedie, director del departamento de Finanzas del organismo.
El Fondo ya ha recibido un préstamo por 100.000 millones de dólares de Japón, por lo que le quedan 150.000 millones para llenar su alcancía.
El organismo quiere que los aporten otros países miembros y estaría dispuesto a dar a cambio bonos con su logotipo a los bancos centrales, algo que no ha hecho hasta ahora.
La entidad se ha decantado por esta opción, en lugar de la emisión de bonos en los mercados privados, por ejemplo, porque será la más rápida y cree que necesitará el dinero urgentemente.
La lista de países arrastrados a sus puertas crece por momentos y ya incluye a Hungría, Ucrania, Islandia, Pakistán, Serbia, Letonia y Bielorrusia, al tiempo que negocia otro acuerdo crediticio con Turquía.
Pedir esos fondos acarrea un estigma, pues el FMI es visto como el prestamista al que los Gobiernos llaman cuando tienen el alma en la boca, y que exige contracciones presupuestarias y otras medidas dolorosas a corto plazo.
Para algunas naciones no hay otra opción, sin embargo. "Es una buena idea que el Fondo tenga más dinero, porque sabemos que es muy probable que algunos otros países se encuentren con problemas", dijo a Efe Anne Krueger, ex "número dos" del FMI.
Hasta ahora, las naciones que han acudido al organismo son pequeñas, pero si lo hicieran Argentina o Brasil, como en crisis anteriores, la alfaguara de dinero del Fondo se secaría rápidamente, explicó Kenneth Dam, ex "número dos" de los departamentos del Tesoro y de Estado de EE.UU.
"Los países grandes tendrían necesidades mayores, especialmente si se requiriera un rescate del sector bancario", dijo a Efe Dam.
El Fondo cree que la demanda de sus créditos podría llegar a los 300.000 millones de dólares si otros nueve miembros recurrieran a sus cofres, según un informe que divulgó hoy.
Pese a que la crisis se fraguó en el mundo rico y la recesión es allí más aguda, las naciones desarrolladas no han tenido problema en financiar sus altos déficit porque los inversores consideran seguros sus bonos y la seguridad es algo que se precia particularmente en estos tiempos de incertidumbre.
En cambio, los papeles de las naciones en desarrollo son considerados de riesgo, lo que significa que para ellos la restricción del crédito a nivel mundial es más grave. A eso se añade el derrumbe de los precios de las materias primas y del comercio mundial.
"Es probable que el efecto (de la crisis) sobre la producción de las economías emergentes y su acceso a los mercados de capitales sea prolongado", alertó el Fondo en su informe.
La entidad constató una caída "drástica" de las reservas de sus bancos centrales en los últimos meses. No obstante, los países productores de petróleo y China aún gozan de un colchón muy sustancial.
El Fondo desea que esas naciones aporten dinero a sus arcas, pero éstas se quejan de que la actual estructura de Gobierno de la entidad coloca las decisiones en manos de Europa y Estados Unidos.
China, en particular, ha reclamado una voz en la entidad que refleje su peso económico en el mundo. Tweedie señaló, sin embargo, que no habrá un vínculo entre los préstamos que un país haga al FMI y un futuro aumento de su poder de voto.
No hay mucho incentivo para que los grandes países en desarrollo den al Fondo dinero, cuyo uso se les escapará de las manos.