Montevideo.- Al caer la noche en el Cementerio Central de Montevideo, el más antiguo de la ciudad, decenas de rostros expectantes aguardan a sus puertas, dispuestos a penetrar en la atmósfera de la muerte con una mirada nueva: la del necroturista.
Curiosos de todos los perfiles y edades se dan cita en esta iniciativa de la Intendencia de Montevideo, que inauguró esta semana la primera de las visitas guiadas que recorrerán periódicamente la necrópolis pública más antigua de la capital uruguaya.
Construido en 1835 y ampliado después en 1860 y 1868, el Cementerio Central fue concebido como un paseo-jardín rodeado de arboledas y monumentos funerarios en el que "era habitual ver a gente caminando", explica a Efe una de las guías de este peculiar itinerario, la profesora de Historia del Arte Marta Sírtori.
Casi treinta visitantes componen el grupo que Sírtori dirige en esta velada, ambientada por la música de cuatro mujeres, que tocan un violín, un violonchelo, una flauta y un oboe en diversos puntos del cementerio.
Junto a los motivos religiosos, como las cruces o las imágenes de Jesucristo, la simbología funeraria del lugar consta de anclas, consideradas elementos de salvación; amapolas, flores narcóticas que "conducen al sueño eterno", y figuras que connotan "la vejez y el paso del tiempo", como los relojes de arena, indica Sírtori.
Los ángeles, intermediarios entre el cielo y la tierra que "ayudan al hombre a ascender", comparten escenario con símbolos masónicos, como la escuadra y el compás, y decoraciones de carácter militar, "en línea con las antiguas Grecia y Roma", añade la guía.
"Realzar el arte funerario" es, según Sírtori, el objetivo de esta propuesta cultural, en la que "se trabaja con mucho respeto y cariño por la gente enterrada acá, nuestros conciudadanos".
Integrada entre los atentos visitantes, Marina, de 13 años, aprovecha la más mínima ocasión para desligarse un instante del grupo y captar con su cámara digital las formas escultóricas con que se viste la muerte.
"Es muy buena idea visitar un cementerio de esta forma", dice Marina antes de fotografiar la escalinata de una de las tumbas de granito que ejemplifica el "nuevo" arte funerario, "de líneas más netas, mucho más sencillo", como lo describe Sírtori.
"El de hoy no es un arte recargado, como el de los siglos XVIII y XIX", asevera la experta, para quien el valor de la necrópolis radica tanto en "las personalidades" enterradas aquí -está Francisco Acuña de Figueroa, autor del himno uruguayo- como en las obras de arte que alberga.
El norteamericano Edward Murray fue el primer difunto en disponer de una lápida en el Cementerio Central de Montevideo, cuyas piezas se erigen fundamentalmente en mármol, granito y bronce.
Hoy rica en monumentos y esculturas, las fosas del área central eran lo único de lo que disponía la necrópolis hasta la instalación de un cruceiro gallego traído en el siglo XIX por Luis Fernández, antiguo vecino de Montevideo.
"En Galicia, los cruceiros se usaban para marcar los caminos, adornar las plazas, etc.; no eran elementos mortuorios, pero aquí se utilizó así", señala Sírtori.
Las costumbres de la época traslucen en este sendero de tumbas y nichos, donde la mayoría de las esculturas funerarias representan -advierte la experta- a "los sectores más pudientes" de la sociedad de entonces.
Es el caso de la pieza de 1863 del artista genovés Lavarello, que representa a la difunta yacente mientras su esposo, un hombre elegante y apuesto, la contempla.
Félix Morelli y José Livi son otros de los artistas italianos que dejaron su huella en el Cementerio Central, donde también hay obras de creadores autóctonos, como José Luis Zorrilla de San Martín y José Belloni.
"Con el recorrido aprendemos de escultores y arquitectos que, a veces siendo de otros países, son también parte de nuestra historia", opina Andrea, otra de las visitantes.
Para Francisco, otro asistente, es "notable" que "se abran los cementerios a la gente cuando ésta está muy alejada de ellos", por lo que anima a que "se extiendan" estos itinerarios a otras necrópolis de la ciudad.
La rapidez con que se agotaron las cien entradas disponibles para esta jornada de necroturismo en el Cementerio Central es celebrada por Sírtori, que no esperaba "tanta repercusión" con una propuesta nueva en Montevideo, pero con años de experiencia en ciudades como París o Buenos Aires.
Los próximos 12 y 26 de marzo se repetirá esta particular cita con la muerte, que la Intendencia pretende mantener dos jueves al mes, al menos, hasta mayo, pues -como señala en su página web- "permite un acercamiento diferente a la historia y la cultura del país".