Tito Trinidad y el retiro definitivo
Parece que la testarudez se ha apoderado de Félix "Tito" Trinidad, otrora invencible boxeador puertorriqueño.
De Tito Trinidad tengo buenos recuerdos. Recuerdos de sus resonantes triunfos logrados en la década de los 90, cuando incursionaba en el peso welter.
Hay que resaltar, también, que el futuro miembro del Salón de la Fama del Boxeo Mundial, que tiene su asiento en el pueblito de Canastota, cercano a Nueva York, fue exitoso cuando trabajó en las divisiones mediano junior y mediano.
Fue monarca en esas tres categorías. ¡Porque era un neto pegador y nunca les daba tregua a sus rivales, a quienes masacraba a puros limpios puños!
Tuve la oportunidad de estar presente en aquel fatídico momento, registrado en Nueva York, el 29 de septiembre del 2001, cuando Tito Trinidad fue triturado por el estadounidense Bernard Hopkins en combate realizado por la unificación del peso medio (160 libras).
Tras caer fulminado, en el 12avo round por la anestesia de Hopkins, el valioso gladiador boricua comenzó a ver llegar el final de su exitosa carrera.
Unos cuatro meses después de aquella amarga derrota, su primera en 42 visitas al cuadrilátero, Tito Trinidad realizó una "peleíta" con un cómodo rival francés a quien despachó en menos de 20 minutos.
Pero, ya el nativo de Cupey Alto no era el mismo. Entonces decidió colgar los guantes… por lo menos declaró a la prensa de Puerto Rico que "ya no iba más".
Pero, ¿Por qué seguir?
Debo recordar que tras el anuncio del supuesto retiro, escribí una serie de tres artículos en los que afirmé que ese anuncio (de retiro) de Tito Trinidad no era sincero… ¡y que regresaría a la acción!
Su padre, don Félix Trinidad Rodríguez, al leer mis artículos en el diario Primera Hora, de Puerto Rico -donde trabajé ocho años como corresponsal en República Dominicana-, me acusó de estar "escribiendo sandeces". "Porque, dijo, Tito Trinidad no volverá a boxear ni por 100 millones de dólares".
Pero sus palabras tuvo que tragárselas. Porque Tito Trinidad, por el ego y los malos consejos de su padre, anunció que iba a volver al ring. Y lo hizo, como lo escribí.
Estuve presente, también en el Madison Square Garden de Nueva York, en el regreso del pugilista boricua. En el 2004, tuvo un buen desempeño al noquear en nueve asaltos al nicaragüense Ricardo Mayorga.
Tito Trinidad, feliz con su positivo regreso, retó al estadounidense Ronald "Winky" Wright, con quien protagonizó un combate por la faja de los medianos juniors. Tito Trinidad fue humillado en 12 asaltos, de los cuales quizás ganó uno.
La novela continuó: Tito Trinidad anunció un segundo retiro. Una nueva mentira, porque al cabo de tres años decidió regresar.
Ya sin reflejos, falto de distancia, con casi 36 años, lento de manos y piernas y en un peso en el que nunca había peleado, (170 libras), enfrentó el 19 de enero del 2007, a Roy Jones.
¡Y vaya usted a ver: Tito Trinidad recibió una paliza de guantes de Roy Jones quien lo envió dos veces al piso y casi lo noquea.
De aquella zurra sufrida por Tito Trinidad ya han pasado casi 15 meses y todavía el ídolo boricua no hace conciencia de la realidad… ¡porque todavía cree que está apto para seguir en el cruce de guantes.
Termino con una sencilla pregunta: ¿Pero no hay en Puerto Rico alguien que aconseje a Trinidad de que ya él no puede más?