¿Qué es haitianizarse? Haitianizarse es la facultad cerebral para ignorar los hechos, para desconocer la realidad y actuar como si no existiese y como si todo el mundo ignorara que existe.
Porque yo ignoraba eso llegue a afirmar que el más extraño caso que tiene la sociología política dominicana es el hecho de que la cúpula peledeísta no haya querido aprender qué es la corrupción y cómo se enfrenta. Es como si intencionalmente se bloquearan para evitar caer en el “peor que ser delatado es no ser delatado”. Ese estado de agonía espiritual que se produce en los seres humanos cuando cometen un delito, un crimen o algo horroroso, pero que el sistema legal no ha podido atraparlo y entonces en su conciencia se inicia un período de corrupción que lo lleva a cometer un acto que lo delate y así recibir la condena que su propia conciencia le demanda.
En su discurso de rendición de cuenta, el presidente Fernández debía abordar dos temas que son la verdadera preocupación de la sociedad dominicana, de la sociedad no política porque para los políticos esos temas son negocios, buenos negocios; esos dos temas son la corrupción pública y la violencia que engendran los asesinos natos infiltrados en los cuerpos armamos y dedicados a los asaltos, robos, y todo negocio que le brinde la oportunidad de satisfacer sus apetitos de sangre.
En la evaluación de ambos temas Leonel fue un haitiano cualquiera. Tengo más de 20 años explicando que la corrupción es la descomposición del estado normal de una cosa, que ese fenómeno se da cuando a algo se le destruye su estado institucional. Y sigo aclarando que en la mayoría de los casos, cuando hay corrupción, no hay robo. Por ejemplo, la elección de la actual Cámara de Cuentas fue un acto de corrupción porque la destitución de la vieja demostró que allí no solo había un problema humano, sino un desafío de carácter estructural, que hay una institución corrompida en toda su funcionabilidad.
Para aclarar bien el tema remonté mi explicación al texto bíblico y dije que la palabra corrupción aparece por primera vez cuando en el Capitulo 6 de Génesis que trata sobre La maldad de los hombres, en el Versículo 11 y 12 se afirma:
— Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la Tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la Tierra.
Como vemos en ninguna parte del texto bíblico se habla de que el hombre se robó la Tierra o que se robó su carne sino de que la corrompió. Es decir, siguió teniendo su misma carne, pero destruyó su estado normal, su estado institucional.
Más aún: siempre pongo el ejemplo de la prostitución. La sociedad considera que la prostitución es una inmoralidad porque destruye el estado natural para lo cual el cuerpo humano fue creado, esto es: la práctica divina del amor, el disfrute santo del sexo. Al entenderlo así aceptamos el que la prostitución es corrupción de la moral pública y de los valores individuales. Sin embargo, en ese proceso no se produce ningún robo, sino que todo lo que se genera allí son beneficios, buenas ganancias. Gana la prostituta porque recibe pago por su servicio, gana el cliente porque recibe el placer por el cual pagó, gana la comadrona dueña del prostíbulo y gana el chulo que protege al cuero. Es el ejemplo más claro de que corrupción y robo no es lo mismo: allí nadie roba, todos participan en un proceso de corrupción y todos ganan.
¿Cómo se combate la corrupción? Si la corrupción no es robo, no se puede combatir con persecución policial sino con institucionalización, con devolverle el funcionamiento institucional a las cosas, con devolverla a su estado normal, que fue lo que se debió haber hecho con la Cámara de Cuentas. Así pues, la corrupción se combate institucionalizando, no persiguiendo. Por esa razón los casos de corrupción se investigan en los congresos, porque de lo que se trata es de encontrar la razón por la cual la ley fue violada, cuál parte de la ley ya no funciona y cómo crear una nueva ley que evite la repetición de lo ocurrido, que prevenga la destrucción de la nueva institución y que garantice la sana evolución de la sociedad. Pero, la cúpula del PLD no acaba de entender eso, o como dije al inicio; se bloqueó mentalmente para evitar el “peor que ser delatado es no ser delatado”. Ahora agrego que se trata de un proceso de haitianizacion de sus cerebros. Aquí se repite la vieja sentencia: Roma dominó a Grecia, pero Grecia conquistó a Roma.
El robo, sigo aclarando, se produce cuando una personal o un grupo de persona decide abandonar su fuerza moral y comete lo que los legisladores han tipificado como un delito, considerando el que alguien se apropie indebidamente de lo ajeno como una violación a la ley. El texto bíblico considera el robo como un delito a partir del momento en que usted lo cometa como una forma de acumulación, como lo han hecho nuestros millonarios empresarios, pero cuando usted lo hace para alimentarse y alimentar a su familia no esta considerado como tal. Por ejemplo, si usted se roba una gallina y se la come con su familia usted no es un ladrón, es un hambriento; si usted se roba tres gallinas y las vende para satisfacer sus vicios, usted es un ladrón, y como tal debe ser juzgado y sancionado.
Ese ladrón, que roba para acumular, que lo hace por placer; hasta ahora nadie sabe por qué hace eso, nadie sabe por qué la gente decide abandonar su fuerza moral y cometer el delito. La teoría más difundida fue la de que “la necesidades eran las culpables”, pero cuando se estudió el tema se encontró que los ricos roban más que los pobres y que lo hacen con mayor placer y que no comparten lo robado. Así que en ese desafío seguimos estando ciegos. Todos nuestros banqueros han demostrado su gran placer declarándole a la opinión pública que son inocentes y que van para Najayo con la “frente en alto”. Por supuesto que van con la frente en alto: tienen la frente en la cabeza; si la tuviesen en los pies, irían con las frentes pisadas.
Pero, el robo no es un peligro para la evolución de la sociedad porque el robo se castiga con persecución policial y sus casos son fácilmente tipificables, perseguibles y castigables. Lo único que se necesita es que la policía, los fiscales y los jueces no sean un grupo bien organizados de malandrines.
La corrupción no, la corrupción no se puede combatir con persecución policial, el adversario de la corrupción es la institucionalización. Una institución corrompida para todo el Estado, detiene y destruye el desarrollo del cuerpo social; por esa razón es tan importante combatirla con institucionalidad, destruirla institucionalizando.
¿Qué tiene de difícil entender eso? Absolutamente nada, pero si usted tiene un cerebro haitianizado, usted deliberadamente ignora esa simple realidad y actúa contrario a ella. Por eso la solución que Leonel plantea para combatir la corrupción es poner en ejecución el código de ética. ¿Cuál código de ética puede ser superior a los 10 Mandamientos?
El desafío de la corrupción no es un problema de código de ética, es un desafío de carácter administrativo. No se puede aspirar a que la Cámara de Cuentas, estructurada como esta puede combatir la corrupción. ¿Por qué no podemos construir una Cámara de Cuentas como debe ser: Con un director y dos subdirectores; uno para instituciones centralizadas y el otro encargado de instituciones descentralizadas?. ¿Por qué no podemos tener una Junta Central Electoral como debe ser? Con un director y dos subdirectores; un encargado de elecciones nacionales y otro encargado de elecciones locales. ¿Por qué no podemos tener una Suprema Corte de Justicia como debe ser? Con siete miembros dedicados única y exclusivamente a emitir sentencia en materia constitucional. Antes yo creía que esas simplezas no eran posibles porque la corrupción pública lo impedía, porque el apetito insaciable de nuestros partidos lo impedía; pero, ahora me doy cuenta de que se trata de la haitianizacion del cerebro del aparato político dominicano.
La prueba más contundente de cómo este proceso nos viene arropando lo constituye la afirmación de Leonel cuando tuve que hablar sobre “su guerra contra el narcotráfico”. Su política se basa en “no pasaran” Un comerciante de la droga que miraba el discurso se paró de su asiento y aplaudió mientras decía: ¡Eso es mr. president, no tenemos que pasar sino quedarnos! Y Leonel para darle fuerza a su fracasada amenaza de “no pasarán”, asegura que equipara a sus fuerzas para que combatan. ¿Ignora Leonel que los poderoso Estados Unidos de Norteamérica invierten más de 40 mil millones de dólares en su aparato de inteligencia y que cada año el consumo y tráfico de drogas aumenta? ¿Cómo es posible que el presidente Fernández no entienda que “la guerra contra el narcotráfico no es un problema de recursos”? La única cosa que explica eso es la haitianizacion de su cerebro. El mismo sabe que para aumentarle el presupuesto a la educación en una miserable cantidad de 4 mil 900 millones de pesos, tienen que salir a pedir por el mundo, pero amenaza con ganarle la “guerra” al narcotráfico, “guerra” que el poderoso estado yanqui no ha podido ni podrá ganar
El otro elemento que hace distintivo en el Universo al aparato político haitiano es su bien desarrollada capacidad para mendigar. Leonel hizo eso: puso al Piti Gason de Temístocles Montas a organizar una Cumbre para que oyera a todos los pedilones del país demandando cosas. Nuestra clase empresarial, con más de 200 mil millones en bancos no fueron capaces de decir: aportaremos estos 5 mil millones para la educación; no, ¡gason no dá, gason pedi! De lo que si fueron capaces fue de pedir muchas cosas y de aplaudir cuando Leonel anunció que pediría en el mundo ese dinero para complacer sus pedidos. Sus cerebros se sintieron más haitianos que nunca.
Yo me llené de incredulidad cuando escuché a Juan Bosch decir que la República Dominicana marchaba hacia un proceso de haitianización, consideré ese argumento dolorosamente exagerado. Ahora, al escuchar el discurso presidencial pude reflexionar sobre el tema y descubro sus características y me abraza la seguridad de que ya la haitianizacion es la dueña del cerebro político dominicano. La República Dominicana venció a Haití, pero Haití ha colonizado el cerebro político dominicano.