En el marco de la ponderación teórica, la parte del discurso del presidente Leonel Fernández en la Asamblea Nacional, donde toca el tema del narcotráfico y el crimen organizado, no tiene desperdicios.
Uno de esos párrafos que citamos a continuación expresa: “Advertimos, desde ya, que no nos temblará el pulso para limpiar y aplicar todo el peso de la ley aquellas lacras sociales que con sus malas acciones empañan el prestigio y el honor de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional”.
Sobre el crimen organizado, sentencia que el gobierno no le cederá tregua al crimen organizado, el narcotráfico, a la violencia y la delincuencia en sentido general.
El primer mandatario reaccionó frente a los temores que tiene la población, precisando: “Ahora bien, no escapa a mi conocimiento que la población se encuentra, en estos momentos, perturbada y hasta atemorizada por la presencia de miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en actos vandálicos relacionados con el narcotráfico y el crimen”.
Puntualizando: “Hechos recientes como la participación de miembros de la Marina de Guerra en la matanza de siete individuos de nacionalidad colombiana en la comunidad de Playa, en Baní, el involucramiento de más de veinte miembros de la Policía Nacional en una red de narcotráfico en Puerto Plata y el asalto dirigido por un oficial de la Fuerza Aérea a las instalaciones de la empresa lechera Parmalat, lo que indican es que no debemos desmayar en la evaluación y depuración permanente que hay que llevar a cabo en las referidas instituciones”.
Con voz firme dejó establecido que “en la República Dominicana, el narcotráfico no pasará”.
Estos aspectos tratados por el presidente Fernández, requieren de respuestas inmediatas porque día a día el crimen organizado y el narcotráfico conspiran contra la seguridad, propician la corrupción, los asesinatos, el vicariato, y la violencia generalizada.
Los hechos delictivos que se cometen, en el fondo lo que subyace es el microtráfico y el narcotráfico de gran calado.
Nadie escapa a esta pandemia que hizo metatice en los cuerpos armados y la Policía Nacional, que lleva al presidente de la República, de calificar a estos malos militares y policías de lacras sociales.
Más que Depurar, se necesitan medidas ejemplarizadoras que lleven a la identificación de los que prevaleciéndose del uniforme extorsionan, protegen narcotraficante, sirven como sicarios, acumulan inmensas riquezas, tienen jeepetas, apartamentos de lujos, fincas, yates, casas de cambio, bancas y cuantos negocios sirvan de lavanderías para encubrir de donde proviene el dinero.
En los cuarteles se saben quienes son, y no hay que hacer investigaciones ni depuraciones, sino partir de los bienes que exhiben desde un simple raso, cabo, sargento, oficial, coronel y de otros rangos que no pueden justificar el ante, el después y ahora de lo que tienen.
Si existe la voluntad política del Presidente, que al parecer la tiene por sus palabras, es un asunto de iniciar este proceso para liquidar estas lacras sociales, que por cierto tienen complicidades en estamentos importantes del aparato del Estado y el gobierno incluyendo –comunicadores- que maquillan sus imágenes.
Presidente, usted está en el mejor momento de poner en marcha la revolución moral que propició en una pasada Asamblea Nacional.
Para que esa revolución moral sea posible requiere de su voluntad y decisión. No hay otro camino, si queremos combatir sin vacilación el narcotráfico y el narcocrímen. Usted tiene la palabra Presidente.