Londres.- El primer ministro británico, Gordon Brown, se resiste a disculparse abiertamente por su eventual contribución como titular de Finanzas durante diez años a la crisis de la economía británica, que atribuye a un fenómeno global.
Entrevistado por la BBC durante su actual visita a Washington, Brown se limitó a decir que "la humildad" y la "responsabilidad colectiva" son siempre necesarias a la vez que negó que las rehuya.
"La idea de que es un problema británico, que es culpa del Gobierno británico" es un error, según Brown, porque "lo que ocurrió es que en todo el mundo, como puede comprender cualquiera, se gripó el sistema global financiero".
El líder laborista parece seguir en el tema de la economía los pasos de su antecesor, Tony Blair, que abandonó el número 10 de Downing Street sin que los críticos de la guerra de Irak lograran escuchar de sus labios la palabra "perdón" por su responsabilidad en lo sucedido en el país árabe.
Brown está supuestamente furioso, según los medios británicos, por unas declaraciones de su ministro de Economía, Alistair Darling, al diario "The Daily Telegraph" en las que éste invitaba a sus colegas de Gobierno a mostrar cierta "humildad" y reconocer que se cometieron errores que llevaron a la actual recesión.
Según dijo Darling en clara referencia a las desorbitadas primas pagadas a banqueros que se dedicaron a peligrosas especulaciones con dinero ajeno, durante los últimos quince años se permitió "desarrollarse una cultura en la que la relación entre lo que se hacía y lo que se cobraba era totalmente desproporcionado sobre todo en las altas esferas".
También el responsable de Educación, Ed Balls, reconoció el martes que había fracasado la regulación bancaria. Y el presidente de EEUU, Barack Obama, declaró en palabras a la prensa el mismo día en Washington que "entre todos nos hemos cavado un agujero muy profundo".
"Se tomaron muchas decisiones equivocadas y ahora tenemos que hacer limpieza", dijo Obama, quien, a diferencia de Brown, puede argumentar que él no estaba en el Gobierno cuando se cometieron esos errores.
Brown, que no puede utilizar esa línea de defensa, declaró a la BBC que la crisis se debió principalmente al problema de las hipotecas basura norteamericanas que acabaron en bancos británicos e insistió en que muchos de los problemas surgidos no habrían podido resolverse sin supervisión internacional.
El primer ministro, a quien se acusa ahora de haberse ufanado en el pasado de los éxitos de la City de Londres, que atribuía entonces a la menor regulación de ese mercado, afirma que como ministro británico de Finanzas había estado abogando durante diez años -sin éxito, evidentemente- a favor de una mayor supervisión internacional.
John Kingman, director de Financial Investments UK, empresa creada por el Gobierno para gestionar sus inversiones en el marco del plan de rescate de la banca británica, admitió esta semana que el sistema tripartito de regulación bancaria creado por Brown en su día no funcionó como es debido.
"Es discutible la forma en que el Tesoro y el regulador (bancario) identificaron los problemas", declaró Kingman en su comparecencia ante el comité selecto del Tesoro en la Cámara de Representantes.
Como señala hoy el diario "Financial Times" en un editorial sobre la visita de Brown a Washington, la popularidad de Obama se basa en el hecho de que sus compatriotas no le culpan por la crisis económica, sino que atribuyen la responsabilidad a su predecesor, George W. Bush.
Sin embargo, recuerda el periódico, Brown fue ministro de Finanzas del Reino Unido durante los años de presidencia de ese último y "está implicado en el embrollo financiero" denunciado por Obama. EFE