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Principio de la Moral en la profesión militar y policial

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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“La milicia es un asunto moral”

Introducción

Ruego me permitan un diálogo más extenso y preciso, debido a que la atmosfera está cargada, producto de los últimos acontecimientos en que se han visto envueltos miembros de las instituciones castrenses y policiales.

Por mi experiencia en mis años de mando militar y ahora con la docencia en las distintas academias, se que la mayoría de ellos son buenos. Sin embargo, estoy convencido de que el alto mando debe cuestionarse.

Lo que expongo está motivado por el vivo sentimiento del espíritu de cuerpo unido a mis discípulos y demás hermanos de amor patrio.
El hombre es siempre mayor que todo lo que consigue, más que todos los placeres y riquezas que pueda acumular.

“Pequeño de cuerpo, tiene alma de infinito y siempre sigue insatisfecho, el atormentado Tántalo de la leyenda griega”.

Cuando el ser humano actúa con egoísmo se disminuye y acorta su propia satisfacción, o sea goza menos y sufre más. Al contrario, cuando se atreve a salir de sí y entregarse al otro, entonces alcanza la verdadera hombría y la realización humana completa, porque amando de veras logra su propio desarrollo emocional.

Los miembros de las instituciones armadas deben estar seguros que en la vida militar todo es cuestión de moral, reina poderosa de su carrera y de la existencia humana.

Esta virtud profesional es de grupo y tiene características propias, rigurosas, con firme carácter social lo cual queda evidenciado en su misma definición: “La moral militar es el conjunto de normas que rigen la conducta de los militares en relación con sus compañeros, la sociedad y el enemigo”.

Observamos como otra característica su absoluta inmutabilidad ya que los principios que la animan siguen siendo los mismos a pesar del transcurso del tiempo y de la evolución de las ideas.

El militar y el policía es esencialmente un hombre para servir a la ciudadanía en todas las circunstancias, llegando incluso a enfrentar el peligro de perder su propia vida.

No debemos estudiar la virtud con el único objetivo saber su significado, esto seria un grave error, pues lo conveniente es asimilarla como la parte más importante del diario vivir y predicarla con el ejemplo convirtiendo en consecuencia, al individuo, en un ser moral.

Un mecanismo efectivo es auxiliarse de la razón para desarrollar estos nobles conocimientos y propósitos, ya que la misma constituye el rasgo inteligente del alma. Por consiguiente todas las virtudes se forman, según el filosofo Sócrates, en la parte racional del alma.

El hombre que viste el uniforme militar y policial es depositario de una responsabilidad que conlleva la supervivencia del orden social que afecta a la persona, la familia y por consiguiente a la patria.

Sus obligaciones son múltiples, veamos algunas:

– La Moral: Ha de tener ante todo la actitud moral, la cual analizamos precedentemente.

– La Técnica: Es indispensable capacitarse en la función profesional que va a realizar ya que no debe improvisarse, porque expone a riesgos innecesarios tanto a si mismo como a los demás.

– El Servicio: La sociedad le paga y debe retribuirle con el cumplimiento eficiente de sus reglamentos y órdenes.

– Honradez: No debe servirse de la posición particular que ocupa para su propio interés. Nunca descuidar el cumplimiento del deber por ventajoso que aparente serlo, cometiendo actos de corrupción.

Otro gran mal es actuar con prepotencia y arbitrariedad amparado en el poder que otorga el uniforme, no respetando los derechos inalienables y la dignidad de los ciudadanos.

Debo concluir esta primera parte indicando que cuando los militares y policías están bien formados y constituidos con una sólida moral, es posible el mantenimiento de un orden democrático con paz y seguridad, lo cual beneficia a toda la sociedad en su conjunto.

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