En la escuela básica Victoriana Sención Beco, del sector Kilombo, de San Luís, los estudiantes podrían aprender de todo, nunca las enseñanzas. Hasta una envasadora de Gas Licuado de Petróleo (GLP) opera justo al lado del centro educativo, en franca violación a regulaciones y poniendo en riesgo la salud de los alumnos.
La escuela sufre también de una sobrepoblación estudiantil, falta de verja perimetral y alta música proveniente de una gallera cercana. La desesperación de profesores y estudiantes no puede ser mayor.
El centro educativo, comenzado a construir hace 10 años, con la ayuda de la comunidad y la Organización Visión Internacional, está a medio terminar, situación que se convierte en un problema, por la imposibilidad de restringir la entrada de desconocidos al plantel escolar.
Durante clases, los estudiantes son interrumpidos por amiguitos que se acercan por las ventanas con la intención de contarse algún chisme o para molestar a las niñas.
Los alumnos tampoco tienen recreo, por la falta de verja y espacio de juego o distracción. Son despachos a sus casas 15 minutos antes. Otra situación que afecta el aprendizaje de los alumnos son las acaloradas discusiones y la alta música proveniente de una gallera.
Se añade el insoportable hedor a GLP, profesores y estudiantes están desesperados, por tener que vivir diariamente este calvario, sin el auxilio de nadie.
No obstante, los profesores tienen que lidiar con la sobrepoblación estudiantil, donde unos 70 estudiantes reciben docencia en aulas con capacidad para 40.
La escuela básica Victoriana Sención Beco cuenta con 7 aulas y 13 profesores. Seis en la mañana y siete en la tarde, los cuales imparten docencia a 480 alumnos de primero a séptimo grado, repartidos en las dos tandas.
Las aulas están contenidas en dos pabellones, tres con techos de concreto y cuatro de zinc, las aulas lucen descompuestas y con el piso deteriorado.
De acuerdo al profesor Franklin Torres, en los días calurosos, las aulas se convierten en una pesadilla, porque el techo de zinc provoca un ambiente de sofocación y calor insoportable.
Mientras que en los días de lluvias, el agua se filtra por las aberturas del techo, convirtiendo los salones en lagunas. Además del lodo que se forma por la ausencia de pavimentación del patio y la calle principal de la escuela.
Asimismo, el educador se quejó de que las raciones del desayuno escolar llegan incompletas, por lo que algunos niños se quedan sin recibir su merienda, provocando desorden y pleitos entre los estudiantes.
Por su parte, la profesora Maribel López pidió a las autoridades educativas concluir los trabajos de construcción de la escuela, para permitir que los estudiantes puedan recibir la docencia en un ambiente pertinente.
López comentó que en la escuela sólo hay dos baños: uno para los profesores y otro para los alumnos, situación que se convierte en un caos cuando un niño y una niña están apurado por entrar.
Un estudiante de 11 años, aprovechando que su maestra mencionaba las precariedades de la escuela, exclamó casi a gritos que también hace falta materiales didácticos, especialmente libros de naturales.
Los educadores que laboran en el plantel escolar consultados informaron que en los próximos días realizarán una protesta como último recurso, ya que están cansados de acudir a la Secretaría de Educación a denunciar la situación y no se le hace caso.
Subrayaron que en la manifestación integrarán a padres de los alumnos y a otras organizaciones comunitaria de la zona.