Para nadie es un secreto lo que sucede en las filas militares dominicanas y las múltiples disquisiciones que se escuchan en torno a las medidas que el Poder Ejecutivo inició en dichos cuerpos castrenses y la Policía Nacional, a todo lo largo y ancho del territorio nacional.
¿De qué manera continuarán estos manifestándose estos peliagudos sucesos?
Tras conocerse los vínculos de militares con el narcotráfico, la corrupción y otras formas de enriquecimiento ilícito, se iniciaron depuraciones amparadas por Decretos y Leyes, que en algunos casos significan remoción; en otros sustituciones, traslados y en otros ascensos, aunque son estos los menos.
Han crecido las expectativas de la población, deseosa, más que de cambios, de transformaciones que signifiquen golpes de viento y luz, capaces de proporcionarle verdaderos respiros entre tantas fatigas políticas y económicas y, sobre todo, desamparo social.
El caso es que sigue siendo una gran interrogante, ¿cómo pueden existir tantos generales y altos oficiales en esta pequeña nación?
El retiro de una treintena de generales de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional; así como la solicitud o recomendación del mayor general Guillermo Guzmán Fermín de cancelar unos 700 agentes, se incorporan a la “sacudida” y limpieza que debe afianzar a las filas militares.
Pero, se mantienen las tensiones. Quizás la confianza en ese uniforme noble, que sólo puede representar sacrificios por sus ciudadanos, y no ostentación, corrupción y mucho menos vínculos con narco criminales, como algunos han protagonizado sin pudor, volverá a reinar en los corazones de dominicanas y dominicanos algún día…
Por ahora, las cancelaciones de dotaciones policiales; los listados de agentes que, supuestamente reciben dinero para permitir acciones del narco tráfico en el país, y las informaciones que colman las páginas de los diarios, no dan pausa y mucho menos paz a dominicanas y dominicanos.
Por encima de las interioridades en el funcionamiento de la DNCD y la Policía Nacional, resulta imprescindible que se sacuda la mata y se fortalezca, aún si es posible, ese tronco fuerte que es la República Dominicana.