El martes 12 de marzo del año en curso, el Senado de la República rechazó el proyecto de aumento salarial para los médicos.
Todos pensamos y confiamos que en el congreso estaba la solución del conflicto.
En el artículo que escribí el cuatro (4) de marzo del actual mes, titulado “Reinicia lucha el Colegio Medico Dominicano”, decía: “Todos sabemos que esta lucha fue enérgica, pero llena de buena fe y sin ánimo de dañar a nadie, y como prueba de lo antes dicho, tenemos la asunción de la vía congresional para solucionar el conflicto”.
En un artículo que escribí el 20 de febrero de este año, titulado “Dificultades del aumento salarial para el CMD” decía: “A esta altura de juego, todavía no se ha sometido en el Congreso ningún proyecto para el aumento salarial de las médicos y el sector salud, lo que indica que dicho aumento se encuentra indefectiblemente en el limbo.
La lectura que damos a esta visita es que la pelota está en la cancha de los médicos”. Nos referíamos a la visita realizada por el diputado Pelegrin Castillo y el consultor Henri V. Herard a la Junta directiva del CMD, el 12 de febrero de este año.
Como se puede observar, para nosotros no hubo ninguna sorpresa en esta decisión de la Cámara Alta.
Los senadores abortaron formalmente un proceso de seis (6) meses, desligándose de responsabilidades, donde lograron paralizar la lucha que venía librando el Colegio Médico, enfriar el proceso, ganando tiempo y al final, soltarnos en banda.
¡Qué desilusión para el sector salud!
Para poder hacer una evaluación objetiva del proceso anterior debemos reconocer, que no logramos nuestro objetivo de aumento salarial, que el gobierno logró su objetivo de no aumentar al sector salud y que en definitiva ganó el primer round.
Si no analizamos objetivamente y sin pasión, este proceso de lucha recién pasada, que culminó el martes diez (10) con la decisión negativa de la Cámara de senadores, no podremos articular una estrategia que le permita al sector salud salir airoso en sus reclamos.
Hoy, sin ninguna evaluación del proceso anterior, sin una evaluación profunda por los organismos del Colegio Médico Dominicano, sin la identificación de nuestros errores, nos lanzamos a la segunda parte del proceso, donde no se exhibe nada nuevo y donde es harto conocida la impopularidad del método.
Sin una reflexión profunda, sin cambio de la táctica, sin una conciencia clara de lo que buscamos, no será posible lograr los resultados esperados.
Todo el mundo conoce que los médicos, en su mayoría, siempre han apoyado a sus dirigentes y las resoluciones emanadas de la Junta Directiva , pero reconocemos que muchas veces perdemos el sentido de la realidad.
En un articulo del 20 de febrero, titulado “Reconocimiento de Crisis en el CMD” decía: “todo el mundo sabe que quien veta y aprueba es el presidente de la República, doctor Leonel Fernández Reyna, y que entre ambos, un plátano sobrevive, porque el presidente del Colegio Médico parece no ser del agrado del presidente de la República y muchos de sus funcionarios”.
Si esto es cierto, la primera conclusión a la que podemos arribar es que el doctor Waldo Ariel Suero Muñoz no podrá conseguir un aumento salarial para los médicos, por lo que debería presentar su renuncia como presidente del Colegio Médico Dominicano y permitirle a la Junta Directiva seleccionar pasados presidentes del CMD y de otros gremios del sector salud, médicos notables como el doctor José Joaquín Puello, doctor Castillo Vargas y otros que la Junta Directiva considere negociadores de la calidad de Monseñor Agripino Núñez Collado y otras personalidades que se considere, organizaciones como Participación Ciudadana, Colegio de abogados, etc., para que sensibilicen al presidente de la República, a sus funcionarios y a su partido, a fin de que se pueda llegar a acuerdos consensuados y se haga justicia con el sector salud.
Debemos cambiar el carácter de nuestra lucha, buscando resultados sin que se afecte la salud del pueblo.
Si lo sucedido hubiese sido en un país desarrollado, como en los Estados Unidos o Europa, por poner un ejemplo, la conclusión a la que hemos llegado fuera totalmente lógica.
Sabemos del impacto de la solicitud, ya que esto nunca ha ocurrido, pero cuando se realiza un análisis con objetividad, tienes que dejar de lado el romanticismo y ceñirte a los resultados de tu análisis para la consecución del objetivo.
Reconocemos la actitud, la valentía, el arrojo, la tenacidad, la decisión del doctor Waldo Suero en la defensa de los médicos por sus reivindicaciones, pero en estos momentos, al frente de la lucha por aumento salarial, no se avanzará ni un metro y todo será perder energías y tiempo hasta que concluya esta gestión, a la que le restan nueve (9) meses y esto lo sabe el gobierno.
Lo importante en estos momentos es que el Colegio Médico Dominicano consiga sus justas demandas, y si para esto tenemos que ceder protagonismo y deponer actitudes en aras del bien común, debemos hacerlo con firmeza.
Esta es una salida honorable para el Colegio Médico Dominicano y el sector salud.
