Desde los siglos y por los siglos las huelgas han constituido formas de luchas organizadas, que en muchas ocasiones han dado resultados.
En Asturias, un comunicado del Consejo de Salud del Principado dio a conocer “su preocupación por la sostenibilidad del sistema sanitario público asturiano”, por considerar que la huelga convocada allí por los servicios de urgencias, era "el último recurso y máximo en un sector tan sensible como el sanitario".
No es sólo la República Dominicana la que anda en paros de los servicios médicos. La diferencia es que en esta nación, dicha actividad se suma a una deplorable cadena de pésima salud pública, agudizada ahora para las mayorías más pobres.
El presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), Waldo Ariel Suero, anunció otra gran macha hacia el Palacio Nacional, como parte de las acciones convenidas por la coordinadora de lucha del gremio, cuyas voces parecen ser totalmente ignoradas por las autoridades, en la medida en que no aflora el más mínimo vestigio de posibles soluciones al conflicto.
En Asturias, el Consejo de Salud intenta convencer a los huelguistas, por “estar abierto el cauce de negociación establecido en los acuerdos del pasado 8 de octubre de 2008". Por su parte, la Administración Sanitaria propone "seguir dialogando a través de los cauces establecidos" y que se adopten "las medidas necesarias para garantizar el adecuado funcionamiento de los servicios mínimos durante el período de huelga y asegurar la correcta atención sanitaria a la ciudadanía".
Allá, parecen dialogar, a pesar de todo, como esos seres humanos que hemos llegado a ser, gracias a la evolución. Aquí, la obstinación de los silencios refleja una incongruencia en la comunicación y, obviamente, ni hablar de las nefastas consecuencias para una población mal atendida y sin esperanzas de acuerdos que garanticen su salud, como principal derecho de la vida.